Con burlas hacia La Cámpora, el PJ se reunió para ponerle fecha a las internas

La sede de la calle Matheu fue escenario de una reunión muy particular entre los popes del PJ bonaerense. Desde la semana previa al cónclave se rumoreaba que habría tres grupos bien definidos, cada uno representando sus intereses. Desde afuera, un monje que supo ostentar un poder ilimitado esperaba su oportunidad.

Por un lado, los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires. Hoy por hoy, el grupo más poderoso de un debilitado Partido Justicialista, que avanza a los tumbos, con las pocas fuerzas que le quedan producto de las heridas causadas en las elecciones legislativas, aferrándose de las paredes hasta alcanzar el tan preciado objetivo: La renovación. Pero no cualquier renovación ni una simple lavada de cara, sino una profunda reconversión de sus dirigentes. Un cambio tan drástico que le dé dinamismo a la vetusta estructura del partido, manteniendo siempre las premisas de Juan Domingo Perón.

Del otro lado el actual presidente, Fernando Espinoza, y los pocos seguidores que aun se aferran a los faldones de su saco. Su esperanza es (o era) la de posponer la votación para marzo. En sus cálculos, cinco meses serían más que suficientes para rearmar su poder, desplazar a los nuevos rostros y ser reelegido.

El tercer grupo está compuesto por La Cámpora, un histriónico grupo que, habiendo cosechado derrotas a diestra y siniestra, y vaciado de líderes, se presentó en la sede de la calle Matheu dispuesto a pelear el pequeño montículo de poder que aun ostenta.

En su casona de Banfield espera el Monje Gris, el “cabezón” Eduardo Duhalde, que sujeta con correas a su grupo de abogados que, babeando venganza, se desesperan por intervenir el partido ante el menor error de cálculo. Fue el mismísimo Jorge Landau, apoderado histórico del PJ, que advirtió la estrategia in absentia del ex presidente.

La velada para Wado de Pedro, Facundo Tignanelli y Marina Moretti, los camporistas presentes, resultó ser incómoda desde el comienzo. Mientras los principales dirigentes se sentaron en la mesa principal, sólo de Pedro tuvo un asiento “bien ubicado” en el reparto. A los otros dos los enviaron a lo que habitualmente se llama “la mesa de los chicos”. De Pedro pidió que los movieran a un sitio más adecuado, pero nadie le hizo caso. Los sitios principales se repartieron entre Fernando Espinoza, Martín Insaurralde, Leonardo Nardini, Gustavo Menéndez, Alberto Descalzo y Julio Pereyra.

Llegó entonces el momento clave de la noche: la decisión sobre la fecha de las elecciones. El ex intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, repitió que las quería en marzo. El grupo de “los cinco intendentes” lo rechazó de plano. No solo eso, sino que además anticipó que propondrán a Insaurralde o Menéndez como candidatos a presidente del PJ bonaerense.

Cuando todo parecía dirimido, llegó la insólita propuesta de La Cámpora: “Queremos que el candidato a presidente del PJ sea Hernán Ralinqueo”. La sugerencia hacía referencia al intendente de 25 de Mayo, que viene de perder por paliza con Cambiemos en su propio distrito. Fernando Espinoza golpeó la mesa con sorna, mientras los intendentes reían abiertamente. Se comenta que incluso Menéndez aplaudió con ironía la propuesta. “Tal vez sea un buen pibe este de 25 de Mayo, pero ¿quién lo conoce?”, preguntó Espinoza.

Como si nadie hubiese dicho nada, el resto de la reunión discurrió con los representantes de La Cámpora en silencio, hasta que se decidió informalmente que los candidatos a la presidencia del PJ bonaerense sean tres: Martín Insaurralde, Gustavo Menéndez y el propio Fernando Espinoza, que tendrá solo hasta el 17 de diciembre para forzar una reelección.

Por último, algunos trascendidos indican que, ante diversas irregularidades legales, como la falta de actualización de los padrones, podría llegar a trasladarse la fecha al año entrante. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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