Martiniano Molina aseguró que reduciría cargos políticos y despidió a mil trabajadores municipales

“La situación es caótica porque el intendente había asegurado públicamente que iba a ajustar el personal político, de sueldos más altos, pero terminó haciendo todo lo contrario: Echó a los trabajadores”, denunció Claudio Arévalo, secretario general de ATE Quilmes.

Lo cierto es que el intendente de Quilmes, Martiniano Molina, sumó un nuevo escándalo a lo que pareciera ser un derrotero interminable. Había sido noticia hace poco menos de una semana cuando renunció la contadora municipal, Olga Naranjo, sin que el intendente se haya percatado de ello ni la haya reemplazado.

Si bien la contadora le había anticipado su renuncia a Molina con más de dos años de anticipación, el intendente no se dio por aludido y terminó dejando al municipio sin firma de contador responsable, lo que implica que todos los expedientes de cobro, pago y servicios municipales quedaron paralizados.

Ahora Martiniano vuelve a los titulares, pero no por una decisión política acertada o un plato bien hecho, sino por haber despedido a más de mil trabajadores, entre los que se encuentran médicos pediatras, personal de mantenimiento y camilleros del hospital zonal de Francisco Solano y otros nosocomios del municipio, horas después de haber asegurado que solo reduciría “cargos políticos de altos salarios”.

El recorte alcanzó áreas sensibles como la subsecretaría de Niñez y Adolescencia, en la que se atienden a niños y adolescentes violentados, maltratados o abusados.

Lo insólito del caso es que cuando los trabajadores se reunieron en la puerta del Palacio Municipal con la esperanza de reunirse con Molina o algún integrante de su gabinete, el intendente los recibió con personal de Infantería y agentes de seguridad con perros y camionetas. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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