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18 de abril de 2018 | Campo

Panorama REALPOLITIK

Golpe a la producción porcina: confirman el ingreso de carne de cerdo proveniente de Estados Unidos

Como si fuera un gran éxito de gestión, el gobierno anunció que habilitó el ingreso de carne porcina estadounidense, tras las inspecciones llevadas a cabo por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en Estados Unidos.

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En materia de política comercial exterior, desde la Casa Rosada se ha demostrado en reiteradas ocasiones que velan por los intereses de los “farmers” norteamericanos. Un vistazo a los intercambios comerciales planificados por el presidente Mauricio Macri permite sostener esta afirmación.

Como si fuera un gran éxito de gestión, el gobierno anunció que habilitó el ingreso de carne porcina estadounidense, tras las inspecciones llevadas a cabo por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en Estados Unidos. Desde el organismo sanitario concluyeron que la carne de cerdo de ese país no representa un peligro para el estatus sanitario argentino.

Al conocerse esta noticia, las asociaciones que representan a los productores porcinos manifestaron su visible desagrado frente a este escenario. Desde la llegada de Cambiemos al poder, y de la mano de una desenfrenada apertura de importaciones, los productores locales ven caer su rentabilidad frente al ingreso de carne porcina de otras latitudes.

Un repaso por las estadísticas oficiales permite rubricar esta tendencia. De acuerdo a la subsecretaría de Ganadería del ministerio de Agroindustria nacional, durante 2017 se importaron 38.405 toneladas de carne de cerdo, un 29% más en relación a 2016. En el apartado exportaciones, el crecimiento en el mismo período fue menor a este porcentaje.

Si bien más del 90% de la carne de cerdo que ingresa al país proviene de Brasil, la novela de la carne porcina norteamericana alcanzó ribetes mediáticos, y fue el corolario de una desafortunada serie de medidas del gobierno argentino. Entre las más destacables, se anota la promocionada (y ausente) venta de limones a Estados Unidos, fallidos intentos por comercializar carne bovina y el cierre de las ventas de biodiésel a Estados Unidos.

En agosto de 2017, y tras la visita del vicepresidente norteamericano Mike Pence a Macri, la Casa Blanca anunció vía Twitter el retorno a las exportaciones de cerdo a nuestro país. Ocho meses más tarde, y con un descenso de 40 centavos de dólar en el precio de los porcinos, los norteamericanos buscan con afán mercados para colocar su producción.

Si bien no existen números claros en relación al volumen de las importaciones desde Estados Unidos, el impacto de esta medida puede analizarse desde dos perspectivas. De acuerdo a la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), en Argentina existen unos 4.600 establecimientos que producen esta carne, con una gran mayoría de pequeños productores radicados en la provincia de Buenos Aires.

De confirmarse esta situación, y junto al crecimiento del ingreso de carne de cerdo importada, desde la entidad advirtieron que unos 2.000 establecimientos de pequeña escala de trabajo corren el riesgo de desaparecer del mapa productivo. Una vez más, los números oficiales ratifican este panorama: En los dos primeros meses de 2018 ya ingresaron 8.307 toneladas de carne porcina, que representan un 21% de la cifra total que ingreso durante todo 2017. A este ritmo, se superarán con holgura las 40.000 toneladas importadas.

El segundo punto que preocupa a los productores locales es el sanitario. En las granjas norteamericanas existe una enfermedad denominada Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRSS por sus siglas en inglés). En la actualidad, sólo cuatro países en todo el mundo gozan de un estatus sanitario libre de este flagelo: Australia, Nueva Zelanda, Argentina y Finlandia.

El ingreso de esta enfermedad tendría un demoledor efecto en el rodeo porcino argentino, que a las dificultades económicas que atraviesan los productores -suba en el valor del maíz, de impuestos y tarifas- agregaría un nuevo factor de preocupación. Pero en el afán de alinearse tras Estados Unidos, el gobierno argentino pareciera no medir consecuencias.  (www.REALPOLITIK.com.ar)


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