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20 de abril de 2018 | Campo

Panorama REALPOLITIK

Las fábricas de biodiesel argentino, a las puertas de una crisis terminal

La semana pasada, el gobierno argentino confirmó una noticia que si bien era esperada, no deja de constituir un duro golpe para la agroindustria argentina: Estados Unidos ratificó el cierre al biodiésel argentino por los próximos cinco años.

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La semana pasada, el gobierno argentino confirmó una noticia que si bien era esperada, no deja de constituir un duro golpe para la agroindustria argentina: Estados Unidos ratificó el cierre al biodiésel argentino por los próximos cinco años.

El impacto de esta medida se puede analizar desde diversas miradas. Por un lado, y en el escenario de una balanza comercial en rojo, se perdió un negocio que generaba un volumen de ventas de 1,2 millones de toneladas al año y un ingreso de divisas de 1.500 millones de dólares.

Uno de los mayores perjudicados en esta historia es el polo de molienda sojera, que se concentra en la zona de influencia del puerto de Rosario y nuclea a unas 40 fábricas que emplean a unas 6.000 personas.

A mediados de 2013, los fabricantes argentinos de biodiésel iniciaron una dura batalla en los tribunales internacionales contra el proteccionismo europeo, que cerró las puertas al producto argentino durante cuatro años. En ese momento ocurrió una situación similar a la que se vive en estos días con Estados Unidos, porque se perdió un negocio de un volumen y facturación similar.

Pero hay una diferencia fundamental en este punto. Al momento de perder el mercado europeo, y mientras empezaban las negociaciones en la OMC, Argentina encontró un rápido reemplazo: Estados Unidos. Ahora el panorama es diametralmente opuesto, porque cerrado Norteamérica, las ventas al viejo continente son a un ritmo menor.

En un escenario de cada vez mayor proteccionismo, Europa defiende con uñas y dientes su producción. En este sentido, desde la industria del biodiesel se ha confirmado que hacia finales de 2018, Europa cerrará nuevamente sus fronteras al producto argentino. Otra muestra de este férreo proteccionismo es la disputa entre el Bloque Mercosur y la Unión Europea para la firma de un tratado de libre comercio, que entre otros productos incluye carne bovina y etanol.

Con Estados Unidos cerrado y Europa en esa dirección, ¿cuáles son las chances para esta producción? El mercado interno absorbe 1 millón de toneladas para el corte de gasoil, que se encuentra en el 10 por ciento. Si bien hay algunos estudios preliminares para utilizar este biocombustible en transporte público y maquinaria agrícola, la realidad indica que el gobierno no tiene diagramadas políticas para enfrentar este escenario.

Por el lado de la exportación, Estados Unidos y  Europa consumían el 90 por ciento del saldo exportable. En el transcurso del año, se comercializaron unas 300 mil toneladas a Europa, y se registraron ventas a Canadá, un nuevo destino que asoma en el horizonte, pero que no podrá absorber grandes cantidades.

El polo de molienda rosarino puede procesar 200 mil toneladas de soja por día, que en un año de trabajo marca una capacidad instalada de trabajo de 70 millones de toneladas. Este recorte en las importaciones, la imposibilidad de crecer en el mercado interno y la caída de casi 20 millones de toneladas en la cosecha de la oleaginosa perfilan un panorama muy delicado para esta actividad. De persistir esta tendencia, la capacidad ociosa de la molienda argentina de soja crecerá a cifras nunca vistas en la agroindustria argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Campo, Biodiesel, Estados Unidos, Donald Trump

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