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20 de mayo de 2018 | Provincia

Panorama REALPOLITIK

IOMA mata: Un médico de Cañuelas con cáncer le mandó conmovedora carta a Vidal

"He llamado infinidad de veces intentando vanamente encontrar un empleado que se sensibilice con mi situación, pero me he vuelto invisible", aseguró el médico.

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Mónica Galván

En febrero de este año, REALPOLITK se hizo eco del caso de la docente Gabriela Ciuffarella de Lomas de Zamora, paciente oncológica que murió por la burocracia en la entrega de los remedios por parte de la Obra Social IOMA.

La nota se titulaba “IOMA mata: Casi dos meses para autorizar una droga y evitar una muerte que finalmente ocurrió”. En medio del dolor, su hermano Luis habló con este medio y contó el triste peregrinar para obtener la medicina que llegó dos días después de Gaby fallecida. La insensibilidad y la incapacidad otra vez ponen en riesgo una vida. Se trata del médico Miguel De Luca, enfermo de cáncer que pide por la entrega a tiempo de los remedios para seguir su tratamiento.

Con la muerte de Gaby sus amigas de la escuela crearon el perfil de Facebook “IOMA abandonó a Gaby” y comenzaron una cruzada donde dan a conocer la situación que viven los afiliados de la obra social. Allí publicaron la conmovedora carta que De Luca, médico del Hospital Marzetti de Cañuelas, le escribió a la gobernadora en el día de ayer:

"Carta abierta a la gobernadora Vidal:

De mi mayor consideración: soy un médico de 62 años que se desempeña en el hospital público exclusivamente, en una especialidad crítica, lo hago con mucho sentido de vocación y entrega, lo considero un privilegio porque me permite atender y ser útil a mis conciudadanos. Padezco de una enfermedad oncológica que llevo con mucha dignidad y esperanza, vivo como si no tuviera nada, con la expectativa cotidiana de sentirme pleno, cumpliendo mi misión.

El IOMA, nuestra obra social, me ha autorizado un tratamiento, Nivolumab, que ha hecho que en un mes, debido a mis metástasis óseas, de estar caminando y mantenerme parado con dificultad, haya hecho desaparecer toda la sintomatología y me permita caminar, correr, pero sobre todo vivir con una esperanza de una expectativa de vida importante.

Lo cierto es que el IOMA me hace vivir una verdadera angustia cada vez que me tienen que entregar la droga, ya que en todas las ocasiones se atrasa en más de veinte días cortándome el tratamiento sistemáticamente. He llamado infinidad de veces intentando vanamente encontrar un empleado que se sensibilice con mi situación, pero me he vuelto invisible, he ido otras tantas veces desde Cañuelas al edificio para intentar entrar en contacto con alguien que me apure el expediente que se queda dormido doce días en cada sección y no alcanzan a darme la medicación aunque la haya pedido treinta días antes porque no me lo permiten pedirla con más tiempo de antelacíon. Me entregan la medicación para un ciclo de un mes cuando ya solo me la tienen que renovar por noventa días, con trámites engorrosos.

Ud. comprenderá, señora gobernadora, la odisea que significa para mí cada vez que tengo que esperar que me entreguen la medicación y ver que pasan los días y no sé a quién más tocar, llamar, pedir, porque no alcanzan los trámites, las justificaciones, los estudios. Siento que me están condenando a morir cuando la ciencia, la obra social puede darme esa expectativa de vida que haría posible vivir con dignidad los años, meses o días que me quedan. Pero haciéndolo de pie, no de rodillas frente al IOMA.

Espero en que Dios me ayude a seguir peleando por una vida digna hasta mis últimos días, y que el IOMA cumpla con su obligación de asistir en tiempo y forma la entrega de la medicación oncológica. Señora gobernadora, usted tiene en sus manos la posibilidad de que miles de pacientes oncológicos no se les corte la esperanza, y más cuando un tratamiento pareciera ser efectivo, pero si cada vez que me tienen que renovar me atrasan veinte o treinta días, dejándome sin tratamiento, seguro que esta enfermedad no va a esperar que el IOMA se compadezca de mí; va a seguir avanzando.

Veo con mucho dolor que en una situación de semejante vulnerabilidad, sea la indiferencia, la desidia, la insensibilidad, los factores económicos, los que primen y reinen y no el derecho a una salud digna. Estoy en un tiempo que las palabras y los gestos no alcanzan; sólo alcanzan los hechos concretos. No puedo esperar días, meses, años. Espero que esta carta sirva para que usted, gobernadora, se empeñe en darle un corte definitivo a estas situaciones que hacen que los que padecemos esta enfermedad estemos condenados a la soledad y desesperanza.

Estamos totalmente en sus manos porque solo una decisión de nuestros gobernantes puede dar vuelta una situación tan degradante para un ciudadano de a pie”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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IOMA, Tratamientos oncológicos

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