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3 de julio de 2018 | Provincia

Panorama REALPOLITIK

Caos y alerta en el ministerio de Salud: Una subsecretaría mantiene en vilo a los trabajadores

Desde licitaciones cuyo contenido fue desviado a un único destino caprichosamente hasta compulsas truchas, pasando por violencia laboral y nepotismo. Todo vale en el ministerio de Salud bonaerense.

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El panorama de aquellos que se relacionan directa o indirectamente con el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires se oscurece día a día. La luz pareciera haberse escondido para trabajadores y proveedores por igual. Sólo la subsecretaria Romina Rodríguez y los pocos amigos que conserva puertas adentro del corroído edificio de la calle 51 parecieran sobrevivir a una debacle sin precedentes.

Las denuncias que se formulan semana a semana, tanto de parte de los trabajadores como de los proveedores del estado provincial, son tantas y tan variadas que resulta imposible limitarlas al espacio de un único artículo periodístico. Desde licitaciones cuyo contenido fue desviado a un único destino caprichosamente hasta compulsas truchas, pasando por violencia laboral y nepotismo. Todo vale en el ministerio de Salud bonaerense.

En efecto, un grupo de trabajadores nucleados en la subsecretaría de Atención de la Salud denunciaron que una licitación llevada a cabo a principios del 2018, que debía proveer a numerosas secretarías y subsecretarías de artículos de librería, computadoras, scanners y bidones de agua, habría sido desviada ilegalmente hacia la privada del ministro Andrés Scarsi y la subsecretaría de Administración y Gestión de los Recursos, a cargo de la polémica y multidenunciada Romina Rodríguez.

Hace apenas unas pocas semanas, la compulsa que definió la explotación del buffet del edificio del ministerio de Salud también levantó polvareda. Acorde a los propios trabajadores del sector de Compras y Contrataciones que se contactaron con la redacción de REALPOLITIK, se habría creado una licitación fraudulenta con el objetivo de beneficiar una empresa a la que se le debía algo más de 1.5 millones de pesos, y de esa manera “devolver el favor”. Esta denuncia, además, habría sido respaldada por un proveedor que quería participar de dicho procedimiento, pero que no logró hacerlo dado que “ya estaba arreglada de antemano”, según aseguran.

Mientras todo esto ocurre, puertas afuera del centro edilicio, los trabajadores del hospital Isidoro Iriarte de Quilmes denunciaron haber recibido aprietes de parte de la delegación de la dirección provincial de Relaciones Laborales. Dicha dependencia está referenciada en Belén Lopresti quien, no podría ser de otro modo, responde a Rodríguez.

Por otro lado, no se detuvo ni se aminoró la marcha de los pagos de horas cátedras sospechadas de irregularidades. Asegurando estar ejerciendo además la docencia de alguna forma, supuestos amigos de la subsecretaria Rodríguez estarían cobrando entre 20 mil y 30 mil pesos mensuales extras por clases que nunca dieron.

Entre todo este caos de aprietes y manejos discrecionales del dinero de la provincia, los proveedores de alimentos y mantenimiento de los 77 hospitales bonaerenses continúan sin cobrar sus servicios desde el mes de enero, los hospitales públicos se encuentran desabastecidos, el ministro Andrés Scarsi continúa pasando la mayor parte de su tiempo en las oficinas del Bapro en Capital Federal y María Carmona, responsable del área de Compras y Contrataciones del ministerio, pareciera hacer agua por todas partes. El cambio de autoridades, desde hace ya un tiempo, dejó de ser una sugerencia y se transformó en una necesidad imperiosa de todos los bonaerenses. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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