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1 de diciembre de 2018 | Campo

Tras zafar de la causa del bono

Etchevehere: ¿Con los días contados en Agroindustria?

En materia de políticas agropecuarias, 2018 será un año para el olvido. En medio de la avanzada oficialista para reducir el déficit fiscal, la ahora secretaría de Agricultura fue uno de los organismos más perjudicados.

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El organismo encabezado por Luis Miguel Etchevehere vivió durante este año una espiral vertiginosa que combinó polémicas, despidos, reducción presupuestaria y pérdida de rango ministerial.  A los pocos días de asumir -a finales de 2017- el entonces ministro de Agroindustria fue salpicado por un escándalo: el recordado “Bono Gate”, cuando trascendió que el entrerriano pidió a la Sociedad Rural Argentina (SRA) le pago de una compensación de 500 mil pesos, por los servicios prestados como presidente.

Este espinoso tema persiguió al funcionario durante casi todo 2018 y originó una especie de novela en el mundo agropecuario. Primero negó tal hecho, luego lo reconoció a regañadientes, intentó justificarlo y finalmente devolvió el dinero. Pero solo recibió un tirón de orejas por parte de la Oficina Anticorrupción de Laura Alonso, que lo sobreseyó el pasado mes de octubre.

Los despidos en Agroindustria fueron moneda frecuente desde 2016, bajo el mando del formoseño Ricardo Buryaile primero y después con el actual secretario. Entre la cartera agropecuaria y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) unos 2 mil empleados perdieron sus puestos de trabajo.

En este escenario, uno de las dependencias más castigadas fue la de Agricultura Familiar. Como dato a tener en cuenta, durante el gobierno anterior, el dirigente del Movimiento Evita Emilio Pérsico fue el hombre fuerte de este espacio, en donde concentró poder y el manejo de una caja considerable. Con la llegada de Cambiemos al poder, se encargaron de desguazar este espacio, con un marcado ensañamiento.

Al momento de las decisiones de peso, Agroindustria tuvo un rol secundario. Apenas asumió, el presidente Mauricio Macri quitó las retenciones al trigo, maíz y girasol e instauró un esquema de baja gradual en los derechos de exportación de soja.

Pero las urgencias mandan y desde la Casa Rosada improvisan sobre la marcha, un sello de la gestión Cambiemos. Con cuentas que no cierran, un fuerte déficit fiscal y una devaluación que llevó al dólar a los 42 pesos, el gobierno recurrió al Fondo Monetario Internacional. Por eso no sorprendió la vuelta de las retenciones a toda la producción primaria, en donde la soja tributa desde el pasado mes de septiembre cerca del 30 por ciento.

Este paquete de medidas incluyó un ajuste de la estructura ministerial. Así, el ministerio de Agricultura descendió al rango de secretaría y fue absorbido por el ministerio de Producción, al mando de Dante Sica. Esta medida significó la pérdida total de peso para Etchevehere a la hora de tomar decisiones en el sector agroindustrial.

El final de año encuentra al secretario de Agroindustria como un boxeador que sale al último round magullado, con un par de caídas al piso y perdiendo en las tarjetas. El ministro Sica goza de cierta autonomía para tomar decisiones y así se percibió con el despido a Jorge Triaca de la secretaria de Trabajo, también bajo su órbita.

En este contexto, las disputas de poder asoman de nuevo en el viejo edificio de Paseo Colón 982, de la mano del presidente del SENASA, Ricardo Negri. El ex hombre fuerte de CREA quiere ocupar el devaluado cargo de secretario y este es momento ideal, ante un Etchevehere muy golpeado.

Cuando el entonces ministro de Agroindustria Buryaile fue obligado a dejar su cargo, se produjo una intensa disputa entre el entonces presidente de la SRA y el entonces número dos de Agroindustria, Negri.

Es interesante analizar la construcción de poder de cada uno de los involucrados en esta disputa. Durante la campaña que llevó finalmente a Macri a la presidencia, Negri fue una pieza fundamental en el armado del plan agroindustrial desde la fundación Pensar, el think thank del Pro encargado de definir lineamientos estratégicos y políticas. Dos años antes de las elecciones presidenciales, dejó CREA y apostó un pleno al armado de las políticas agroindustriales, con el puesto de ministro como horizonte.

Por su parte, Etchevehere siempre fue hombre de consulta de Macri y desde su cargo de presidente en la poderosa SRA jamás ocultó su deseo de ser ministro. La designación de Buryaile fue un golpe difícil de asimilar, pero siempre estuvo dispuesto para acompañar y aconsejar, e incluso formó parte de viajes presidenciales al exterior.

Mientras se redactan estas líneas se lleva a cabo la cumbre del G20 y la política argentina está en stand by. Pero cuando vuelva la normalidad, es muy posible que los días del secretario nacional de Agroindustria estén contados.  (www.REALPOLITIK.com.ar)


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