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12 de diciembre de 2018 | Nacionales

Caballo de Troya en Cambiemos

Carrió pierde la interna con Bullrich y profundizaría su perfil opositor

La vida ha puesto a menudo en veredas opuestas a Patricia Bullrich y a “Lilita” Carrió. Otras veces estuvieron jugando para el mismo equipo, y así se encontraban cuando, en las últimas semanas, “Lilita" decidió profundizar su distanciamiento del presidente Macri y el gobierno de Cambiemos. 

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Quienes la conocen un poco dicen que se cansó de los ninguneos, de enterarse de las noticias por los medios, de las reuniones de reconciliación convocadas por el presidente. Quienes la conocen un poco más hablan de estricto cálculo político: un gobierno en debacle y escasamente dispuesto a abrir sus oficinas y sus listas electorales a los aliados, en medio de una fenomenal crisis económica y social, no resultaría ya un buen aliado. Pero hay más aún: sus últimas escenitas no tuvieron eco dentro de la gestión nacional, y muchos empezaron a sostener que Cambiemos no necesitaba de la inestable diputada para garantizar la gobernabilidad. “Al final –sostenía días pasados un subsecretario en funciones-, los votos en las cámaras nos los dan los peronistas. Los diputados de ‘Lilita’ vienen a las comisiones, acuerdan cosas, y después viene la diva y borra todo de un plumazo”.

“Lilita” venía un poco golpeada en su ego. Cuando declaró que ya no confiaba en el presidente Macri, y que si se rodeaba de quienes lo hacía era porque debería tener cosas muy turbias para ocultar. Pero no recibió llamada alguna de la Casa Rosada. La dejaron hablando sola. Ni siquiera la oposición la tuvo en cuenta. 

En esta situación de incertidumbre, apareció el conflictivo reglamento sobre seguridad que firmó Patricia Bullrich. “Lilita” creyó que se le presentaba el escenario dorado y salió a golpear, a diestra y siniestra, pretendiendo convertirse en la embajadora de los derechos humanitarios, y pasó días después a exigir su tratamiento por parte del Congreso Nacional. Después de señalar que la iniciativa “viola los derechos humanos”, afirmó: “El marco legal debe ser una ley sancionada por el Congreso en el marco de sus atribuciones”. 

Así, disfrazada de Madre Teresa, salió a proclamar: “Al humanismo no se renuncia por demagogia electoral. No es mi idea perder votos. No es mi idea la disputa de poder ni los cargos públicos”. Afirmación realmente llamativa, porque no se conocen muchos casos de políticos que no deseen disputar el poder ni acceder a cargos públicos. Sin embargo, su cruzada humanística esta vez parece haberle salido mal, ya que, habiendo mandado a medir la puja entre ambas, el gobierno recibió números de que nueve de cada diez votantes de Cambiemos apoyaban, en esta cuestión, a Patricia.

Si bien no puede decirse que la línea dura sea algo nuevo en la ministra Bullrich Pueyredón, a partir de la bolsonarización de la política argentina entrevió que una profundización de sus viejas propuestas podría significarle un considerable incremento de su capital político. Esto fue tan así, que en Cambiemos comenzaron a medirla como posible vicepresidente de Mauricio Macri en la fórmula 2019, y ya parece haberle sacado varios campos de ventaja a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley

El gobierno no tiene muchas fichas para jugar, pero aún cuenta con un importante blindaje mediático. Tan sólido que le permitió, por ejemplo, ocultar que el área donde se produjo la apedreada del micro de Boca Juniors correspondía a la zona de control de Gendarmería, bajo su órbita, por lo que pudo transferirse sin mayor costo la responsabilidad a la Policía Metropolitana y al gobierno de la Ciudad. También se disimuló convenientemente la flagrante contradicción entre dicho reglamento y la constitución nacional, así como con la mayoría de los tratados internacionales firmados por nuestro país.

Este lunes, en la convención del Pro realizada en Parque Norte, Patricia recibió inédita consagración al ser aclamada por la asistencia, y se le encargó, además, dar el discurso de cierre del evento. También mereció reiterados elogios de las primeras líneas, y hasta la gobernadora María Eugenia Vidal pareció inclinarse de su lado en la controversia con Carrió.

Mientras la ministra de Defensa disfruta de su hora de mayor gloria, “Lilita” medita sobre el futuro. ¿Continuar o romper con Cambiemos? ¿Seguir avanzando en el trámite de jubilación? ¿Avanzar con la presentación de una denuncia al presidente Mauricio Macri por cohecho, corrupción y mal desempeño de los deberes del funcionario público, referida a los manejos muy poco transparentes en los aumentos desmadrados del peaje para hacer subir el precio de sus concesiones en Autopistas del Sol, para luego vender sus acciones una vez multiplicado su valor. También le objetaría haber mantenido parte de su paquete accionario a través de testaferros.

Para “Lilita”, seguir pegada a un gobierno cada vez más sospechado por sus manejos espurios, podría significarle graves daños a su personaje de “defensora ética de la república”, construida con esfuerzo y dedicación a lo largo de los años. Para Patricia, en cambio, lo que le reditúa es mostrarse cada vez más oficialista e intransigente en su rol de paladín del orden, sin importar el precio a pagar. Dos mujeres, dos destinos. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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Elisa Carrió

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