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1 de marzo de 2019 | Nacionales

El cambio que no fue

¿Será la última vez?: Con derrotas en todos los frentes, Macri inaugura el año legislativo

El presidente Mauricio Macri inaugurará hoy un nuevo período legislativo. El último de su primer mandado. ¿Será también el último de su gestión?

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por:
Alberto Lettieri

Las cosas no marchan bien para el líder de Cambiemos. Ya no son únicamente los pésimos números de su gestión, la tremenda debacle que la economía argentina sufrió durante su gestión o la confirmación de que el FMI no vería con buenos ojos su eventual reelección. Ahora las balas pegan cerca. Las causas judiciales avanzan y parecen comprometerlo tanto como a buena parte de su entorno, el empresariado ha tomado distancias en vista del daño causado por las fotocopias de los cuadernos Gloria y la obra pública se encuentra virtualmente paralizada. Las expectativas económicas para este año no son mejores: la inflación se encamina a superar los indicadores récords del año pasado, la tasa de interés continúa por las nubes para tratar de mantener planchado al dólar por debajo del segmento de flotación acordado con el FMI. 

En lo interno, la oposición panperonista avanza hacia la unidad y la Alternativa Federal suma silenciosamente junto a socialistas y radicales independientes. Para peor, la UCR se ha rebelado en todas partes, a punto tal que decidió anticipar cuarenta y cinco días la reunión que estaba pautada para mediados del mes de abril, en la que debía definirse la estrategia partidaria de cara a la interna de Cambiemos. La excusa: “Aprovechar el feriado largo de Carnaval”. Todo dicho.

Este miércoles se renovaron las autoridades de la Cámara de Senadores. Los radicales, respaldados por los senadores de Cambiemos, insistieron más allá de lo razonable para tratar de mantener al senador pampeano Juan Carlos Marino, sobre quien pesa una denuncia de abuso formulada por una ex empleada legislativa. Sin embargo, a último momento privó la cordura y Marino se autoexcluyó a través de una carta presentada sobre la hora de inicio, para evitar el voto negativo del panperonismo y la asonada que las senadoras peronistas estaban dispuestas a detonar, según lo había anticipado la titular de la banca de la Mujer, la senadora –también pampeana- Norma Durango.  La vicepresidente, Gabriela Michetti, fue una vez más testigo prescindente de la definición. La pasaron por  alto.

Para peor, el malestar que ya existía en la calle se ha profundizado, y ya ni siquiera las exigentes medidas de seguridad adoptadas consiguen disimular el disgusto y la preocupación popular. Desde hace tiempo han sido suspendidos los timbreos, ante las reacciones extemporáneas de los vecinos que provoca la visita de los funcionarios de Cambiemos. Ya ni siquiera pueden ser armados como en el pasado: nadie se presta a aparecer en su compañía.

El caso del obrero que se acercó a Macri días atrás para solicitarle educadamente que hiciera algo, explotó como reguero de pólvora en las redes. Más aun la grosera manera de intentar tapar la filmación. Cuando al día siguiente no concurrió a su lugar de trabajo, la ira popular se había extendido por todos los portales. ¿Había sido suspendido? El gobierno reaccionó a tiempo y lo “convenció” de desmentir la tesis de la sanción disciplinaria. Pero fue tarde y mal. En la sociedad quedó instalado que sólo se había tratado de enmendar un nuevo error. Más allá de que haya sido lo que efectivamente pueda haber ocurrido. 

Mientras la paritaria docente no ha podido cerrarse –a excepción de un puñado de provincias gobernadas por la oposición-, en virtud de la modestia de las ofertas formuladas, que en algunos casos tienden a 0 por ciento. Lo que más enerva a los representantes sindicales es la contradicción entre la docilidad que Cambiemos expresa al momento de ceder a compensaciones y exigencias de aumentos de las empresas de servicios, y la mano de hierro que descarga sobre los trabajadores. A este respecto, el anuncio de aumentos en el  transporte público, el agua, la luz y el gas que comenzarán a regir, en algunos casos con alzas del 48 por ciento, a los que se sumaron los ajustes ya efectuados en prepagas y peajes, en el mismo momento en que se intentaba calmar a los docentes con una indexación mensual –y luego trimestral- según índice de inflación, demostró una vez más el escaso tacto político que expresa el gobierno nacional. Paradójicamente, sus alfiles más valiosos –Emilio Monzó y Rogelio Frigerio- han sido corridos burdamente de la escena. Tal vez para no avergonzar a los que siguen ocupando el centro.

La decisión de Marcos Peña de multiplicar el blindaje en las exposiciones públicas de Macri confirma lo que reiteran las encuestas desde hace tiempo: su imagen cae en picada, sin que el gobierno atine a encontrar la manera de revertirlo. Más aún, da la impresión de que ni siquiera lo intenta. 

Hoy Mauricio Macri dará inicio al año legislativo. Muchos esperan algún gran anuncio para mantenerse dentro de la alianza Cambiemos. Otros ya tiraron la toalla: saben que deben salir mientras todavía queden botes para los náufragos. 

Varios allegados al gobierno reconocen que se ha vuelto a considerar la alternativa de María Eugenia Vidal a la presidencia. No mide lo que supo hacerlo, pero en la provincia de Buenos Aires le saca 20 puntos al presidente. Tal vez no gane, pero al menos podría pasar a segunda vuelta. No es poco, sobre todo  cuando varios analistas han deslizado sus premoniciones de que, en estas condiciones, Macri saldría tercero cómodo y quedaría fuera de un eventual ballotage. 

La situación es tan grave que incluso en el Pro hay dudas de continuar dentro de Cambiemos, ya que las internas prometen otros tantos papelones como el de La Pampa. “¿Sería razonable que un gobierno que vino a proponer un cambio de sintonía en la Argentina termine siendo derrotado ya no por sus adversarios, sino por sus propios aliados en una interna?”, confiaba esta tarde un alto referente del Pro. 

Mauricio Macri hoy tendrá la palabra. Deberá mostrar sus dotes como encantador de serpientes. ¿Lo conseguirá?. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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