Entre Ríos, un caso de laboratorio que muestra el ocaso de los dirigentes agropecuarios macristas

En materia de elecciones, el 2019 no empezó de la mejor manera para el oficialismo. En los primeros test electorales de cara a octubre, Mauricio Macri perdió la interna en La Pampa en manos de la UCR, como así también en los comicios a gobernador en Río Negro, Chubut, Neuquén, San Juan y Entre Ríos.

En el caso de Entre Ríos, referentes políticos del sector agropecuario como el secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere y el senador nacional Alfredo de Ángeli se  encolumnaron tras la figura de Atilio Benedetti, diputado nacional del oficialismo por esa provincia y presidente de la Comisión de Agricultura de la cámara baja. 

En medio de una gestión desdibujada de Etchevehere, sin peso en la cocina de las decisiones que se toman en materia de política agropecuaria, el secretario jugó a ser padrino político de Benedetti. Junto al senador de Ángeli, recorrieron en más de una ocasión la provincia, en donde sufrieron en carne propia los aireados reclamos de productores. 

Durante uno de estos viajes de claro corte proselitista, los tres políticos pasaron un mal trago en la localidad de Viale, a unos 50 kilómetros de Paraná. Todo indicaba una jornada sin sobresaltos, en donde el candidato a gobernador podría conversar con los productores agropecuarios y sumar puntos, con el respaldo del secretario y un peso pesado como de Ángeli.

Sin estridencias, pero con dureza los productores demolieron a los tres políticos, que azorados recibieron un duro baño de realidad. El primer testimonio fue revelador. “No hemos tenido la contundencia que esperábamos del gobierno”, señaló un productor que fue invitado a exponer frente a la mesa de autoridades

A la hora de la verdad, el actual gobernador justicialista Gustavo Bordet se impuso con el 54 por ciento de votos en las PASO, mientras que Benedetti cosechó un 37 por ciento, en lo que representó un duro golpe para las aspiraciones de Cambiemos en Entre Ríos. 

Tras conocerse los resultados electorales, Benedetti apeló a las redes sociales para expresar su desazón. “Gracias a todos los entrerrianos que confiaron en Cambiemos y que no se resignan a seguir viviendo en una provincia estancada” escribió en Twitter, sin despegarse un centímetro del discurso duranbarbista: la culpa siempre la tiene el otro, sobre todo si es peronista. 

En declaraciones periodísticas posteriores a las elecciones, el candidato oficialista buscó razones externas para justificar la derrota en manos de Bordet. "No podemos negar que el contexto económico afecta el ánimo de todos los ciudadanos". Por si no quedó claro, fue aún más explícito y advirtió que “vamos a redoblar los esfuerzos para separarnos de cualquier injerencia de los temas nacionales de lo que tiene que ver con nuestra provincia. Esta es la discusión y es lo que vamos a plantear con mucha fuerza a partir de hoy mismo", declaró sin ruborizarse. 

El paso por la función pública de Benedetti será un caso más de un político con origen en el sector agropecuario que desperdició una oportunidad para generar un cambio profundo en materia de políticas agropecuarias. Igual que su “paisano” de Ángeli, que tras ganar estatus mediático en el conflicto por los derechos de exportación de soja en 2008, las mieles del poder lo aplacaron. De aquel encendido y desalineado dirigente de Federación Agraria Argentina a este plácido legislador, recorrió un camino que de manera paulatina desembocará en el olvido. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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