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17 de junio de 2019 | Nacionales

Elecciones 2019

Otras cuatro victorias peronistas inauguran tiempos de moderación

La sucesión de victorias peronistas en las cuatro elecciones realizadas en el día de ayer pone nuevos signos de interrogación en la extensísima carrera electoral que se extenderá a lo largo de todo 2019. 

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por:
Alberto Lettieri

Cuatro elecciones, cuatro victorias peronistas. La contracara: dos palizas para el gobierno nacional (Santa Fe y Tierra del Fuego), y otras dos elecciones en las que obtuvo el segundo puesto, a costas de alinearse detrás de un peronista escindido de las gestiones vencedoras, que además debieron ocultar su pertenencia a Cambiemos, adoptando denominaciones y colores propios. 

Para el pan peronismo, la conclusión es que la política de unidad hasta ahora viene dando sus frutos. En las provincias en las que se concretó la unidad (San Juan, Córdoba, Entre Ríos, Tucumán y ahora en Santa Fe), la victoria fue decisiva. En cambio, donde fue dividido las distancias con el oficialismo nacional se estrecharon (San Luis) o directamente se perdió la elección (Jujuy). En provincias como Tierra del Fuego o Chubut, Cambiemos salió tercero a los premios o directamente desistió de participar. Con un dato adicional: en las elecciones realizadas en las provincias patagónicas, el macrismo apenas rozó el 10 por ciento de los votos. 

Queda, por supuesto, mucha tela por cortar, sobre todo en relación a las especulaciones sobre lo que vendrá. Para Consenso 2030, la derrota de socialistas y radicales no Cambiemos significa un golpe muy duro de digerir, que pone un interrogante sobre la proyección futura del espacio. En los próximos días el ambiente estará tenso, ya que se esperaba un resultado positivo en la única provincia controlada por los participantes de este espacio. 

Para Juntos por el Cambio, resulta necesario evaluar con detenimiento los datos disponibles hasta el momento. Hasta ahora el peronismo ganó en casi todas partes, pero con el detalle de que la unidad llegó de la mano de candidatos moderados y/o de buen diálogo con el gobierno nacional. Y en todas partes, a excepción de Santa Fe, se impusieron los oficialismos provinciales. Allí donde la candidatura principal estuvo asociada estrictamente con UC, los resultados fueron bastante pobres, a excepción de alguna intendencia puntual. 

Pero también es cierto que, en casi todos los casos, las elecciones fueron provincializadas: no se las presentó como un test pre-electoral de las nacionales, más allá de algún caso concreto. En la práctica, los gobernadores quieren tener manos libres para elegir sus propios senadores y diputados nacionales en octubre, protegiéndose del “dedazo” que previsiblemente querrán imponerle los candidatos nacionales. Más allá de los resultados de la gestión ejecutiva de Mauricio Macri, los mandatarios provinciales parecen haber descubierto una forma mucho más conveniente de gestionar en beneficio de sus provincias. Y, también, mucho más federal.

Con la mutación del nombre y el abandono de los colores tradicionales, la experiencia de Cambiemos quedó clausurada. La adopción de la denominación de Juntos por el Cambio implica una transformación simbólica, cuya proyección empírica quedará por verse. Ha llegado la hora de Miguel Pichetto, de Ernesto Sanz, del peronismo de centro y del radicalismo institucional para el tejido de nuevas alianzas e incorporaciones. 

En la primera semana de Pichetto como candidato a vice, no es poco lo logrado. En cuatro provincias (Córdoba, Misiones, Rio Negro y Neuquén) los gobernadores vencedores anunciaron que irán a las generales con lista corta, sin referencia nacional. En todas ellas el gobierno nacional había sido derrotado por paliza. ¿Conseguirá reproducir esta decisión en otras realidades provinciales? ¿Podrá finalmente desactivarse Consenso 2030, tras la derrota en la provincia de Santa Fe de socialistas y radicales, al espacio de Juntos por el Cambio, tal como ya lo consiguió Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires? ¿Cuál sería, en ese caso, la decisión de Juan Manuel Urtubey?

La elección de Santa Fe puede resultar determinante no sólo para las expectativas de Consenso 2030, sino para los otros dos frentes electorales, ya que la magnífica victoria de Perotti en la provincia podría significar también la señal de largada para la fuga en masa de fuerzas políticas y de votantes de Consenso 2030 hacia Juntos por el Cambio, cuyo futuro parece estar comprometido al día de hoy.

Queda claro, asimismo, que tras de la prescindencia en las elecciones nacionales, los gobernadores que adoptaron esa decisión están dispuestos a escuchar propuestas de los candidatos presidenciales. En Córdoba podría esperarse un resultado similar al de 2015 en beneficio de Juntos por el Cambio, ya que Schiaretti no parece dispuesto a entregarle sus votos a Cristina Fernández. Cierto es que perderá un 10 o 12 por ciento de los sufragios recibidos, pero se adicionarían a los propios los de radicales y cambiemistas que fueron escindidos en la elección provincial. Y Córdoba, no olvidemos, es el segundo distrito electoral del país. 

Las movidas de Juntos por el Cambio deberían dirigirse a conservar Mendoza, hacer excelentes elecciones en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, mantener Jujuy, atraer a socialistas y radicales derrotados en Santa Fe y a los gobernadores ya autodeclarados como “prescindentes”. Y también hacer llegar su canto de sirenas a los peronistas no K. Algo que, con su habitual experticia política ya anticipó Horacio Rodríguez Larreta en el almuerzo de bienvenida que los peronistas Pro le ofrecieron a Miguel Pichetto.

Del lado del Frente con Todes, la estrategia es la inversa: se trata de cerrar los grifos y contener a los vencedores, mostrarse tolerantes y amplios y reproducir acciones que signifiquen la toma de distancia sobre las agrupaciones peor conceptuadas por la opinión pública. Algo que ya sufrió en días pasados Luis D’Elia, y que tal vez deba afectar a otras en el curso del calendario electoral. 

De este modo, el juego permanece abierto. De alguna manera, en la nueva configuración ha debido tenerse en cuenta las exigencias de un mayor federalismo por parte de los gobernadores, y de la sociedad, que reclamaba una opción más centrista, más dialoguista, más moderada, para salir de la grieta. Juntos por el Cambio deberá demostrar que no es ya Cambiemos, sino la traducción presente del abrazo histórico de Perón y Balbín. El Frente con Todes, que se ha corrido hacia el centro, y que Alberto Fernández y Sergio Massa no son figuras decorativas o convidados de piedra, sino protagonistas relevantes de esta nueva etapa. Lejos de los ultraísmos en quien casi nadie cree, pero, como las brujas, que las hay, las hay. 

Quien mejor comprenda que ha llegado la hora de la moderación para la política argentina, y actué en consecuencia, incrementará sus chances electorales. Y la aplicación de esta estrategia no admite dilaciones, ya que, una vez más, las PASO oficiarán como una verdadera primera vuelta electoral, al clasificar los votos en los segmentos de útiles y dilapidados a la hora de la verdad, señalada para el mes de octubre. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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