La guerra de pañuelos desangra a Juntos por el Cambio

Tal como afirmábamos ayer, cuando Mauricio Macri se enteró, por los diarios, de que el secretario de Salud Adolfo Rubinstein había hecho publicar el documento, estalló de ira. Es que la resolución citada, que ponía fin al argumento de la “objeción de conciencia” utilizado por médicos y autoridades para evitar el cumplimiento de la directiva precedente, afectaba directamente su política de alianza con las iglesias evangélicas, juzgada fundamental para la etapa que se iniciará el 10 de diciembre. 

Por esta razón ordenó inmediatamente a la ministra Carolina Stanley la redacción de una nueva resolución para anular la de Rubinstein, argumentando razones de “oportunidad” y “falta de consulta a los organismos públicos afectados por la decisión”. 

Pero la ira de los pañuelos celestes de Juntos por el Cambio no se detuvo allí y, encabezados por el senador Federico Pinedo, exigieron en duros términos la renuncia de Rubinstein. Ni lerdo ni perezoso, Marcos Peña levantó el teléfono y le exigió la dimisión. 

Allí estalló la interna. Tanto los pañuelos verdes de Juntos por el Cambio –minoritarios- como la mayoría de los radicales, pusieron el grito en el cielo. Los cuestionamientos no sólo apuntaron al papelón cometido por la gestión Macri, publicando una resolución un día para tratar de anularla al siguiente, sino también a la restricción de derechos que significaba ese veto. 

Más aún, el entredicho permitió que, dentro del radicalismo, se incrementaran el malhumor y los cuestionamientos sobre la conveniencia de continuar en la coalición y, sobre todo, de aceptar a Mauricio Macri como jefe de la oposición. 

A tal presión llegó el conflicto interno, que Macri debió archivar la anulación de la resolución y la solicitud de renuncia de Rubinstein. Pero el daño ya estaba hecho. 

Consultado sobre el tema, el radical Federico Storani demolió a Mauricio Macri y afirmó que no lo ve “como líder de la oposición”. 

Sus críticas apuntaron a dos cuestiones básicas. El protocolo del aborto no punible y el posicionamiento adoptado frente al golpe de estado y la dictadura boliviana. “Me llamó la atención lo que hizo Macri con el aborto. Si es una búsqueda electoral hay que decirle que la elección ya pasó”, afirmó Storani. 

También remarcó que “no es menor lo que ocurre en Brasil y Bolivia. Yo creo que Macri se está recostando y buscando el apoyo de los pastores evangélicos, como Bolsonaro", y denunció que “algunos sectores evangélicos están relacionados con un espíritu golpista, se ve en Bolivia”.

“Me pareció lamentable la actitud del canciller Faurie frente al golpe de Bolivia y también la actitud del presidente Macri".

Finalmente, manifestó que no cree “que haya posibilidad de un golpe de estado en Argentina". Y concluyó: “Costó mucho recuperar la legitimidad democrática como para ahora perderla. El pueblo argentino luchó mucho”.

La interna de Juntos por el Cambio cruje. Pero tal vez al presidente le impacte aún más la decisión de Riquelme. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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