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11 de diciembre de 2019 | Nacionales

Prometió darle un fin educativo

Alberto Fernández tomó el bastón de mando y puso los ojos en el control de la pauta publicitaria

Finalmente llegó el día del recambio. En orden, sin agresiones, en el marco de las expresiones de alegría y de esperanza de cientos de miles de argentinos que se acercaron al Congreso de la Nación y a la plaza de Mayo.

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Todos esperaban el discurso de asunción de Alberto Fernández. No los defraudó. El “presidente de la unidad de los argentinos”, tal como fue presentado por la anunciadora oficial, fiel a su estilo, habló con moderación, respeto y energía. Hizo un racconto ajustado de la situación de “tierra arrasada” que recibía, llamó reiteradamente a la unidad y no omitió la crudeza al identificar los dos problemas estructurales que deberá resolver: el endeudamiento externo y el hambre y la pobreza que afectan al 60 por ciento de nuestros compatriotas. En tono pausado dio definiciones precisas, advirtiendo con claridad sobre los lineamientos principales y la filosofía de su gestión, que apuntará a volver a sentar en la mesa a los excluidos. También adelantó que “el país está al borde del default”, una advertencia dirigida a los acreedores, a los que les reiteró que está dispuesto a negociar con dureza. 

En el despliegue de las grandes líneas que abordará su gobierno, sobresalieron claramente tres: las indispensables reformas de la Justicia, que hoy tiene pésima imagen para el 85 por ciento de los compatriotas, y de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), y la relación con la prensa. Sobre todo, en lo referido a los fondos estatales canalizados a través de la pauta oficial.   

Si bien agregó algunas precisiones, el discurso de Alberto manifestó coherencia al reiterar sus anticipos preelectorales. En lo referido a la prensa –sobre la que ya había adelantado varias críticas, sobre todo apuntando a los operadores políticos rentados con pautas oficiales-, el nuevo presidente asoció sus propuestas a la necesidad de mejorar la calidad de la democracia en la Argentina. “Ciudadanizar la democracia también es respetar la libertad de expresión y todas las opiniones emitidas a través de los medios masivos de comunicación”, aseguró. 

“En tiempos de operaciones de intoxicación con noticias falsas a través de las redes sociales, necesitamos más que nunca de medios vibrantes, comprometidos con la información de calidad”, afirmó. E inmediatamente asumió el compromiso de “acompañar con independencia” a los medios en la transición que experimentan en el marco de un cambio tecnológico que, inevitablemente, “interpela a nuestra democracia”.

Para eso prometió “hacer una convocatoria a una mejor calidad institucional en nuestra relación con los medios periodísticos, a través de la reformulación en lo que ha sido hasta hoy el manejo de la pauta de publicidad del estado”. Y allí recordó que la administración de Mauricio Macri “gastó un monto total de 9.000 millones de pesos en propaganda oficial. Un despropósito de propaganda estatal, en un país con hambre de pan y hambre de conocimientos”.

Reiteradamente Alberto insistió: “Queremos una prensa independiente del poder e independiente de los recursos que la atan al poder”, por lo que “vamos a reorientar el presupuesto de publicidad del estado bajo otros criterios”.

Uno de los grandes hallazgos de su propuesta consiste en la aplicación de la pauta publicitaria al mejoramiento de la calidad educativa. “Queremos que dejen de servir a la propaganda del estado para que pasen a servir al mejoramiento de la calidad educativa”, subrayó.  

Inmediatamente tranquilizó a los editores, aclarando: “No vamos a recortar esta cifra inmensa en su totalidad, porque afectaría el movimiento empresarial de nuestros medios periodísticos. Pero sí vamos a reorientarla”.

“Queremos que los avisos que pague nuestro gobierno, en lugar de hacer propaganda, contribuyan a mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros jóvenes. Para que la matemática, la historia, la literatura, la física y las ciencias de nuestras currículas escolares, puedan ser enseñadas de modo más eficaz y creativo, a través de contenidos que sean desarrollados y diseminados por la pauta publicitaria que se pone en marcha con los recursos del estado”.

“No queremos avisos pagos con dinero de todos para que elogien las bondades del gobierno de turno”. 

Alberto explicó en qué consistía su propuesta: ”Vamos a invertir el presupuesto de la publicidad oficial para publicar avisos en los medios que serán herramientas pedagógicas, que nos ayuden a mejorar el rendimiento educativo de nuestros jóvenes en todo el país. Tenemos que poner estos recursos al servicio del dictado de contenidos más accesibles y más adaptados a las demandas modernas. En las próximas semanas estaremos convocando a las instituciones periodísticas de todo el país, para que se sumen con su talento a esta propuesta y se comprometan junto a docentes, científicos, pedagogos y expertos en educación, bajo la consigna de mejorar la calidad educativa”.

También sumó a la iniciativa a los medios públicos y a las provincias. “El sistema de medios del estado –radio, televisión, agencias de noticias, espacios culturales- también va a contribuir a este propósito prioritario. Más y mejor educación para todas y todos. Y también vamos a promover que todas las jurisdicciones y los otros poderes del estado del país, con un criterio federal, se sumen a este propósito”.

Aunque no los identificó, descargó un golpe letal sobre los operadores periodísticos camuflados como periodistas –a los que tanto apeló y benefició el gobierno de Cambiemos- al anunciar que “no habrá pauta del estado para financiar programas individuales de periodistas. Sólo se destinará a instituciones periodísticas. En la relación con los periodistas, más que nunca tiene sentido aquella frase de que ‘las cuentas claras conservan la amistad y el respeto’”.

El nuevo presidente cerró el ítem mediático - educativo anunciando la celebración de un “nuevo contrato de ciudadanía social” que “implica poner en marcha una gesta educativa, científica y tecnológica”. “Como alguna vez dijera Arturo Frondizi, debemos lanzarnos ‘con decisión y coraje a la conquista del futuro’”.

En la filosofía personal de Alberto Fernández, la autonomía de una Justicia transparente y devota de las leyes y la independencia de la prensa juegan un rol prioritario desde siempre. Del mismo modo que la referencia constante a los valores democráticos de Raúl Alfonsín, a quien recordó muy afectuosamente en el inicio y el cierre de su alocución. 

¿Nacerá una nueva prensa moderna, independiente y asociada a los procesos educativos, en beneficio de la calidad de nuestra democracia? La apuesta es tan ambiciosa como seductora. Sólo cabe esperar la respuesta de los grandes oligopolios mediáticos que, desde hace mucho tiempo, han hecho negocio con fakes news, verdades a medias y una promoción irracional de la grieta entre los argentinos. 

Este es un punto que Alberto tiene muy en claro: no habrá posibilidades de éxito para su gobierno si no consigue consolidar la reconciliación nacional para que las familias puedan volver a sentarse en una misma mesa, sin conflictos ni agresiones, aceptando a los que piensan distinto. Una realización que permanentemente reitera en cada una de sus intervenciones, y que, por supuesto, no faltó en las conclusiones de su primera alocución oficial como presidente. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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