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9 de enero de 2020 | Judiciales

Exclusivo REALPOLITIK

Imágenes sensibles: El peritaje completo de Arroyo Salgado que confirma el asesinato de Nisman

Tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, el equipo interdisciplinario de peritos de la querella realizó un estudio metódico sobre las diversas cuestiones criminalísticas y médico legales que se planteaban en el juicio. Por primera vez, REALPOLITIK presenta el informe completo.

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A pesar de que nunca se hizo del todo pública, la pericia presentada por la ex pareja de Alberto Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, sacudió el tablero por contradecir las conclusiones de los peritos oficiales. Los encargados de desarrollar este trabajo, que hoy REALPOLITIK presenta en forma completa, fueron los doctores Osvaldo Hugo Raffo, Julio Ravioli y el licenciado Daniel Alejandro Salceso. Llamativamente, pocos meses después, Raffo fue encontrado muerto en su casa a comienzos de 2019, con un disparo en la cabeza y un revólver en una mano.

Raffo tenía 88 años y una trayectoria intachable: fue el médico forense más importante en la historia argentina, ya que intervino en los casos de mayor impacto de la criminología nacional, como los de Nora Dalmasso, María Marta García Belsunce, José Luis Cabezas, Candela Rodríguez, Ángeles Rawson y la tragedia de Cromañón. A lo largo de su carrera profesional, realizó más de 20 mil autopsias.

El informe hace un análisis detallado de la escena del crimen y del cadáver del fiscal. Los indicios incuestionables que se desprenden de él, confirman que Nisman fue asesinado en el baño de su departamento. A lo largo de este artículo, detallamos los puntos más sobresalientes de este trabajo.

Tal y como se observa en las imágenes del lugar del hecho, la puerta se encontraba abierta y una mancha en forma de “lago” parcialmente seco dominaba la escena. También existían manchas por “goteado estático” y otras de “proyección”, lo que implica tres mecanismos diferenciados de producción.

El “lago” implica una lesión en una zona vascularizada y un lapso prolongado. El “goteo estático” implica manchas producidas sin dinámica, por efecto de la gravedad de donde emana, y puede tratarse de una herida o bien de una impregnación de dicha sustancia. Las manchas por “proyección” se producen por la energía cinética otorgada por el impulso.

Un dato por demás llamativo es la extensa mancha existente en la remera, que se absorbió de manera casi uniforme. Lo notable es que debajo de dicha remera no hay sangre, lo que indica que el cuerpo ha sangrado en otra posición, de decúbito lateral derecho o de decúbito dorsal sobre la sangre. O sea, ha sido movido.

Según la pericia, la mano izquierda el cadáver de Nisman tenía restos de fluido hemático impregnados por contacto, como si algo o alguien manchado de sangre hubiese tomado la misma posterior al hecho. Se descarta que sea su propia mano derecha, ya que está en otra posición y en la palma no hay acumulación de fluido.

Otra evidencia significativa resulta la mancha hallada sobre la mesada del lavatorio del baño, que corresponde a una proyección por cercanía de la lesión, con velocidad, pero de baja altura.

“Para ponerlo en claro, la cabeza de la víctima debió haber estado en el momento mismo del disparo mirando hacia la bañera, perpendicular a la misma y la proyección debió haber provenido del orificio de entrada (recordemos que no hay salida), como una suerte de reflujo por efecto de la presión intracraneal, debiendo haber manchado necesariamente el arma”.

A ello hay que sumar la presencia de goteados estáticos que han caído sobre el borde de la mesada y las manijas de los cajones del mueble, coincidentes con el goteado estático que presenta la alfombra de baño sobre la que están apoyados ambos pies de la víctima.

La escena contrasta con lo que algunos autores han dado en llamar “el signo del espejo”, como un complemento de prácticas suicidas.

Nisman tenía una altura de 1,82 metros. Esto nos ayuda a comprender la escena del crimen. De hecho, en caso de haber estado de pie al momento de cometer lo que algunos se esfuerzan en catalogar como suicidio, debería haber alguna lesión, además del disparo, en la espalda, cabeza o miembros. Estos signos no existen.

En otra imagen puede verse la existencia de goteado sobre la alfombra, que dicho sea de paso, se presenta extendida y sin ningún tipo de arrugas. En el tobillo izquierdo, el cadáver muestra una mancha por goteado, que indica que esa parte del miembro se hallaba erguida.

Con respecto a los restos encontrados en sus manos, existe una imagen muy interesante que retrata la particular ausencia de tejido hemático en gran parte de la mano derecha, que puede corresponderse con la presencia de un objeto (o una mano) que recubriese ese sector dérmico al momento de producirse el hecho. Ese resto de sangre debería haberse encontrado distribuido de manera generalizada en todo el dorso de la mano que efectúa un disparo sobre su cabeza.

Respecto la disposición final del cuerpo, todo pareciera indicar que Nisman debió ser girado asistidamente apoyado con el flanco derecho contra el suelo. En esa ocasión es que se comienza a generar la mancha en forma de lago de la que absorbe limitadamente la remera.

Por otro lado, el goteado estático de la remera en el flanco izquierdo, la impresión dactilar parcialmente visible con sangre y la mancha implican que fue plegada sobre sí misma, como una suerte de mancha “espejo”.

La ubicación del arma, debajo del cuerpo de la víctima, a la altura de su omóplato izquierdo, resulta inexplicable.

Tal y como se desprende de las imágenes de la pericia, el disparo fue efectuado de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba, de atrás hacia adelante. El proyectil no salió, sino que quedó alojado en la cara interna de la calota, en la zona fronto – temporal izquierda.

En ese marco, es dable destacar que el 80 por ciento de los suicidas aplican fuertemente la boca del arma en la sien. Los disparos en el temporal por encima del pabellón auricular suelen observarse en las ejecuciones y no en los suicidios.

En ese marco, en la pericia pueden observarse imágenes reveladoras sobre la ausencia de rigidez del cuerpo y extremidades. “Resulta fácil la extensión de los dedos de las manos”, afirma.

Al respecto, la pericia agrega: “Constituye un indicio vehemente del suicidio el hecho de hallar el arma sujeta con tal fuerza y la forma de asir el arma, ya que no hay criminal capaz de simular este espasmo natural y de lograr que la mano de su víctima la empuñe con tanta firmeza, rodeando la mano de forma natural la empuñadura del arma”.

El informe asegura que la mano derecha de Nisman no presentaba signos de espasmo cadavérico, lo que hubiera llevado a pensar en la forma suicida de la muerte.

La pericia afirma que no ha existido espasmo cadavérico, porque los detalles de la escena demuestran que hubo agonía y no muerte instantánea. Ello se desprende principalmente por la abundante cantidad de sangre en el lugar del hecho, que indica que el corazón siguió latiendo después del disparo, y los “ojos de mapache”, que aparecen minutos después de sufrir una lesión encefálica y requiere corazón latiendo para su producción.

Además, la presentación es crítica en torno al cuidado de la escena del crimen, ya que, afirma, muchas personas deambularon durante horas por ese lugar.

Y, cerca del final, hace referencia a la pistola encontrada en el baño: “Históricamente el calibre .22 ha sido utilizado por sicarios (homicidas por encargo)”, y recuerda que “el periodista José Luis Cabezas fue ejecutado con dos disparos en la nuca de calibre .22LR.

“El proyectil posee buena penetración y se deforma o fragmenta fácilmente, cediendo toda su energía cinética al blanco impactado. El arma dispara con rapidez, tiene mínimo retroceso, es precisa y fácil de ocultar”.

El informe también profundizó sobre la inspección ocular de la escena del hecho. En ocasión de la revisión en el sitio para lo que se utilizaron instrumental óptico y lumínico adecuado, también se utilizó “Luminol”, que dio positivo para el revelado por fluorescencia en el lavatorio donde supuestamente no había manchas.

El testeo dio positivo cuando fue arrojado sobre la canilla y alrededor de la misma, en la parte enlozada blanca, dando una luminiscencia que fue capturada por el perito fotógrafo de la PFA. Ello significa que hubo una mancha de sangre precisamente en ese lugar (canilla y bacha del baño escena del hecho) y que ha sido lavada.

La escena del crimen, descripta en forma magistral en este trabajo que se adjunta en forma completa, habla por sí sola. Dependerá de la presión de toda una sociedad que la causa de muerte del fiscal sea resuelta u olvidada para siempre. (www.REALPOLITIK.com.ar)


ETIQUETAS DE ESTA NOTA

Argentina, Alberto Nisman, Netflix

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