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17 de abril de 2020 | Nacionales

Hasta Ginés lo admite: La apertura económica comenzará el 27 de abril

Más allá de su reticencia, el gobierno nacional se verá obligado a decretar una ampliación de la actividad económica, a la luz de las presiones y cuestionamientos que sufre y de los datos gravísimos que arroja la economía nacional. 

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Desde donde se lo mire, el impacto económico ha tenido la fuerza arrolladora de un verdadero tsunami. La constante caída del PBI, la escalada de los dólares alternativos, el alza de los indicadores inflacionarios -que volvieron a superar el 3 por ciento en marzo-, el recorte o cobro parcial de salarios, los despidos y la brusca disminución de la actividad comercial son indicadores inapelables. 

A pesar de haber emitido cerca de 350.000 millones sólo durante el mes de marzo, las carencias se profundizan a punto tal que buena parte de los comedores han dejado de recibir alimentos, el personal de salud no dispone de los insumos más elementales para garantizar su seguridad y millones de argentinos han dejado de percibir cualquier tipo de ingreso o han sufrido reducciones considerables.  

La apertura -tal vez más amplia de lo imaginado inicialmente-, llegará en el momento de mayor contagio del COVID19. La alternativa sería una hecatombe aún mayor de la actividad económica que no solamente generaría graves tensiones y reacciones sociales, sino también la caída en una situación de destrucción del aparato productivo que agravaría las -ya de por sí- preocupantes condiciones para aspirar a una recuperación económica. 

La situación es de gravedad tal que este jueves el paladín de la cuarentena, el ministro de Salud, Ginés González García, admitió que después del 26 de abril se iniciará una salida gradual con flexibiliación de las actividades económicas y sociales.  

Ginés aceptó que a partir de entonces "empezará una nueva fase, que es abrir la actividad social y económica", en lo que el gobierno nacional se encuentra trabajando con las provincias. 

“No se pueden prorrogar indefinidamente” las restricciones, sostuvo. Y fue cauto en la evaluación de los resultados de las políticas implementadas, al señalar que a la Argentina “le va menos mal” que a otros países. 

También consideró como un logro haber conseguido aplanar la curva de contagio “de manera bastante razonable” y aseguró que la pandemia “viene creciendo muy despacito, mientras que la de otros países fue una estampida”.    

Respecto de las expectativas sobre lo que viene, aseguró que las políticas del gobierno nacional se orientan a “tratar de que haya el menor pico posible”. Pero que ese momento no podrá evitarse, aunque “más tarde, por como viene evolucionando”. 

Entrelíneas puede leerse que si bien su posición está claramente a favor de continuar con el sistema estricto de restricciones que regía hasta el pasado domingo, las condiciones imperantes obligan a tomar determinaciones que tendrán un impacto social muy desfavorable. 

Muchos se preguntan a qué debe temérsele más. Si a la capacidad de daño del COVID-19 o a las de un derrumbe aún mayor de la economía nacional. 

El gobierno de Alberto Fernández optará por tratar de conseguir un equilibrio. Cómo siempre, la virtud de las decisiones que se adopten serán evaluadas a partir de los resultados que se obtengan. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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