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La víctima fue una persona mayor, quien recibió una llamada telefónica de un delincuente que aparentó un resfrío y dijo ser su hijo. Con la excusa falsa de cambiar los dólares viejos porque se desvalorizan, intentó saber cuántos tenía la señora que, desde un principio, sabía de qué se trataba porque no tiene ningún descendiente varón.
“Empezó tosiendo y me dijo: ‘Hola mamá, estoy muy resfriado’”, así fue la carta de presentación del estafador que fue develada inmediatamente por la víctima al no tener hijos varones. De todos modos, le siguió el hilo y se hizo pasar por su madre, grabación mediante de la conversación para desenmascarar y difundir la treta. “Hijo, estás en la calle y no te cuidás en la cuarentena”, fue la respuesta de la señora para continuar con la farsa telefónica.
Sin tiempo qué perder, el timador tanteó a la mujer para averiguar si tenía dólares o euros en su casa. “Hay que cambiarlos por unos nuevos que salieron ahora, con una franja dorada”, sugirió. A lo que la víctima, dijo: “No entiendo nada, eso lo manejás siempre vos”. El estafador, ya creído que su plan estaba en marcha, comenzó a desarrollar su maniobra: “Entraron al país 500 millones de dólares y euros con una serie afectada, de la letra ‘A’ a la ‘J’. Si tenemos esa serie hay que cambiarlos por unos nuevos porque si no perdemos más del 100 por ciento”, explicó.
En tanto, prosiguió: “El gerente me dio una planilla para llenarla, tenemos que hacer una reserva y la semana que viene los cambiamos. Yo necesito que me digas el número de serie de los dólares que tenemos en casa, para saber si son nuevos o viejos”. “Joaquín, los tenés vos guardados, qué se yo dónde los tenés”, contestó la señora. “Están ahí en el lugar secreto, donde sabés vos que los guardo. Andá y sacalos así me pasás el número de serie”, replicó el farsante.
Finalmente, la víctima, luego de insistir en que le vuelva a explicar en qué consistía el cambio de dólares y qué tenía que hacer específicamente ella porque, según indicó, es “una tarada que no entiende nada”, procedió a concluir con la mentira: “Ahí voy a buscar los dólares, esperá un poquito, esperá sentado que no tengo ningún hijo varón, idiota”. Del otro lado, se escuchó una risa y el cuelgue de la llamada telefónica.
En diálogo con REALPOLITIK, la señora contó que no llegó a decirle al estafador que “no tengo dólares” y se quedó “preocupada” porque él sabía la dirección de su hogar. Ante la inquietud, llamó a Telefónica y, lejos de resolver el problema, le dijeron que “se tranquilice” porque, seguramente, “su número lo sacaron de una guía vieja”. Por último, desde la empresa de telefonía le señalaron que “no podían hacer nada sin una orden del juez” ya que los números telefónicos “son reservados”. Y, paradójicamente, la mandaron a “hacer la denuncia a una comisaría” en plena cuarentena. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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