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6 de noviembre de 2020 | Nacionales

Fernández versus Larreta

¿Comienza a definirse el panorama electoral del 2023?

La política adquiere a menudo una dinámica arrolladora, que invalida los planes a mediano y a largo plazo e impone sus propios tiempos a los protagonistas. Así sucedió, por ejemplo, con Néstor Kirchner, que aguardaba su oportunidad presidencial para 2007, pero terminó accediendo a la primera magistratura en 2003.

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Desde la publicación de la carta de Cristina Fernández de Kirchner, el horizonte se abrió para Alberto Fernández. La afirmación de la vicepresidenta de que el que gobernaba era exclusivamente el presidente disipó las dudas que planteaba la oposición y el empresariado. En coincidencia con el empoderamiento de Martín Guzmán, rápidamente comenzaron a caer, en picada libre, todas las cotizaciones de los dólares no oficiales, empezando con el contado con liqui que arrastró al resto. Las decisiones tomadas por el ministro de Economía han tenido un éxito inmediato y, aunque aún reste cerrar la negociación con el FMI, el clima económico comenzó a descomprimirse. A pesar de que las exigencias de los empresarios de AEA incluyan aún la devaluación del peso, en la práctica el gobierno parece decidido a tomar las riendas.

Las señales favorables incrementaron la confianza de Alberto Fernández respecto de las elecciones del año próximo, y hoy asegura a quien quiera oírlo que está confiado en una victoria con indicadores similares a los comicios de 2019. Está convencido de que las elecciones de medio término serán un plebiscito sobre su gobierno, y no faltan quienes le auguran su reelección en 2023.

El avance de los moderados en la política argentina incluyó a Sergio Massa, quien ha decidido ampliar el Frente Renovador a socialistas y radicales, una estrategia que ya ensayó en 2016 y 2017, y a Horacio Rodríguez Larreta, quien debió mutar su estrategia para confrontar por la presidencia en 2023, obligado por los cambios en el tablero político.

Si bien el jefe de la ciudad tenía decidido mantener un perfil bajo hasta después de las parlamentarias del año próximo, para luego lanzar toda la artillería en la carrera presidencial, la sobreexposición a que lo sometieron los anuncios del “triunvirato” -con Alberto y Axel- instaló abruptamente su imagen en todo el país. Esto sumado a los desaciertos de Mauricio Macri, quien “ya fue” para muchos -y no sólo para “Liita” Carrió-. 

Si bien corre el riesgo del desgaste en los tres años que restan hasta los comicios presidenciales, Rodríguez Larreta decidió aprovechar la oportunidad y jugarse el todo por el todo. Este martes, en la celebración del “día del Amigo Desarrollista" que organizó Rogelio Frigerio, el jefe de Gobierno porteño lanzó su candidatura presidencial para 2023, y hasta se animó a adelantar cómo sería su gobierno. Entre los presentes se contaron Margarita Stolbizer, Ricardo López Murphy, Martín Lousteau y Facundo Manes, y María Eugenia Vidal habló por videollamada por encontrarse en una celebración familiar.

La apuesta de Rodríguez Larreta incluye un enroque entre Diego Santilli, que sería su delfín para la gobernación bonaerense, y Vidal, que aspiraría a sucederlo en la CABA. Ya que el nuevo rol le demandará buena parte de su tiempo, Felipe Miguel, el jefe de Gabinete porteño, asumiría crecientes responsabilidades en la ciudad de Buenos Aires.

Tanto Alberto como Rodríguez Larreta y Sergio Massa comparten el diagnóstico común de extenderse sobre los mismos espacios de centro, con un programa conciliador capaz de diluir la grieta que tiene como protagonistas excluyentes a Cristina Fernández y a Mauricio Macri. La disputa de estos sectores, paradójicamente, los convierte en aliados naturales en el tránsito hacia el 2023 y en competidores en la instancia decisiva.

De hecho, en las últimas semanas la relación entre el gobierno de la CABA y el nacional fue recuperando paulatinamente su fortaleza, algo que nunca se quebró en ninguno de los casos con Sergio Massa.

¿Llegarán tiempos de moderación para la sociedad argentina? ¿O quienes asumen una visión confrontativa de la política insistirán con esa clave?

En un asado compartido por Alberto Fernández con varios intendentes del conurbano en Avellaneda, el presidente dio el visto bueno para una eventual reelección de quienes ya tengan más de dos mandatos consecutivos, y que quedarían excluidos de esa posibilidad en caso de que continúe en vigencia la ley impulsada por Vidal y el massismo en 2016. Esta decisión le granjeó el reconocimiento de la mayoría de los alcaldes bonaerenses, incluidos los de Juntos por el Cambio que se encuentran en situación similar. A quien no le gustó para nada esta definición presidencial fue a La Cámpora, que creía llegado su momento para desplazar a los actuales ejecutivos municipales y ahora deberá resistir el embate para evitar la anulación judicial de la norma o, tal vez, una decisión legislativa de la provincia que la reemplace.

El juego está abierto. Sólo que las cartas se han comenzado a repartir de otro modo. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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