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Incertidumbre
PASO: Idas y vueltas en el cronograma ante la llegada de la segunda ola
Unos días atrás, la propuesta del gobierno nacional de redefinir el cronograma electoral generó un cortocircuito en la oposición. Para quienes están en gestión, la suspensión de las PASO o la postergación de las elecciones significa una alternativa atrayente, habida cuenta de los costos y las situaciones que ya comenzó a generar la segunda ola.
Para los más duros, que se desentienden de cualquier responsabilidad política, social o humanitaria, centrados exclusivamente en sus propios proyectos de poder, les resulta redituable presentar la iniciativa como un avance del autoritarismo y una violación de las libertades públicas. Son los mismos que negaban el COVID, que convocaban a movilizaciones anti-cuarentena, que denunciaban al presidente por presunto “envenenamiento” con la vacuna Sputnik V y que luego descalificaban al gobierno por no conseguir cantidad suficiente en tiempo y forma. Los mismos que eliminaron el ministerio de Salud y la inversión en salud pública, que dejaron descomponer millones de dosis de vacunas, y luego pretendían dar lecciones al gobierno actual sobre como debía manejar la pandemia.
Jorge Macri y Cristian Ritondo finalmente estallaron, y acusaron a los “halcones” de hacer seguidismo de los trolls. Llega un punto en que la oposición pone en juego la propia vida y la supervivencia social. Y ese límite ha sido superado largamente por Patricia Bullrich, Mauricio Macri o Lilita Carrió, más los satélites que se mueven a su alrededor. No hizo falta que el gobierno saliera a contestar: lo hizo el propio sector moderado y racional de Juntos por el Cambio.
Pero estos sectores ultras de Juntos por el Cambio no sólo hacen “seguidismo” de los trolls. También se subordinan al discurso de la oposición mediática, que insiste en apostar a consecuencias aterradoras de la segunda ola para quebrar definitivamente al gobierno del Frente de Todos. Siembran dudas, generan desconfianza. Presentan al gobierno como mucho más débil y contradictorio de lo que ya verdaderamente es. Sin tener en cuenta que hay un valor que debe superponerse a cualquier interés egoista particular: la vida humana.
El miércoles Infobae afirmó que el gobierno había pagado a China por vacunas que “nunca llegaron”. En realidad, se trataba de un adelanto que sirve como reserva para esta clase de operaciones. El medio nunca corrigió esa fake new.
En simultáneo, Clarín tituló “Mucho virus, poca vacuna”, un día después de que La Nación asegurara que “la sociedad no acataría mansamente un encierro”. Todo esto pasando por alto las decisiones de los gobiernos de Francia o de Chile por caso, que sólo son tomados como ejemplos cuando fortalecen su línea editorial.
El anuncio del Presidente Alberto Fernández en su cuenta de Twitter sobre su positivo de COVID disparó nuevamente la presión de los medios más concentrados para reemplazar las vacunas rusa, china y, ahora, cubana, por la de Pfizer, promovida por el Fondo Financiero BlackRock. Ya un día antes Clarin elogió a este Fondo que “reparte vacunas por medio mundo”, y el sábado -contagio presidencial de por medio- insiste en la necesidad de que el gobierno “modifique la adquisición de vacunas”, inclinándose por la alternativa de Pfizer.
Un dia después, el domingo, La Nación describe “Las tramas detrás de las vacunas que nunca llegaron”, insistiendo en la necesidad de reemplazar la Sputnik V y Sinopharm por las de Pfizer y Moderna. Y, por supuesto y a coro, se levantaron grandes alertas por el eventual desembarco de un “ejército sanitario cubano”.
Las vacunas son un fabuloso negocio del que muchos quieren participar, y este hecho se ve reflejado en que sólo unos pocos países han accedido a la casi totalidad de la compra de las escasas dosis disponibles en el planeta. Pero tras de estos intereses particulares para obtener réditos económicos y políticos -propios del sistema capitalista, por otra parte-, generan una ola de desinformación y de abandono de las prácticas elementales de cuidado que, hasta ahora, constituyen la principal estrategia disponible para limitar el alcance de la pandemia.
Casi dos millones de turistas viajaron durante esta Semana Santa, en el marco de un crecimiento exponencial de la segunda ola de COVID. Las restricciones fueron inexistentes, privilegiándose esas presuntas “libertades individuales”, que atentan contra el cuidado colectivo de los otros 43 millones de argentinos que no lo hicieron y que están expuestos a la transmisión de esos contagios.
Aunque desagrade, el estado finalmente deberá actuar y ponerse estricto. Resulta evidente que el crecimiento exponencial del COVID tiene como fecha de inicio la inauguración de la presencialidad escolar en todo el país, aunque es un tema que se pretende invisibilizar para no provocar la ira de los multimedia y de la oposición en general. Sin embargo -y contradiciendo su discurso oficial- hasta el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha debido bajar una serie de directivas a los hospitales acordes con la gravedad que impone la hora, que restringen la utilización de salud a lo mínimo indispensable, para tratar de centrar los recursos y las energías en la lucha contra el COVID.
Parece increíble el nivel de hipocresía con el que deben manejarse los poderes públicos para evitar el encarnizamiento de los multimedia y de la oposición más radicalizada. Sobre todo cuando basta con echar un vistazo sobre el panorama mundial y -sobre todo- de nuestros países vecinos, para tomar conciencia de la gravedad de la hora. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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