
Interior
El legendario guitarrista recuerda su paso por la banda a 35 años de "Cosas mías", el disco que grabó, y la relación con Miguel Abuelo. Un viaje por La Plata, Ibiza, Buenos Aires y Buzios.
Kubero Díaz asegura que después de sacar "Cosas mías", Los Abuelos de la Nada ya estaban rumbeando hacia otro disco. Con esa nueva formación (que tenía a Kubero y a Juan del Barrio como principales incorporaciones), Miguel Abuelo estaba decidido a continuar la flama de su banda insigne.
"Cosas mías" le permitió a los Abuelos girar mucho por el interior de Argentina e, incluso, salir a países de la región. Una etapa nueva e intensa, pero breve: Miguel falleció en marzo de 1988, dos años después.
"La muerte de Miguel no solo dio por terminada a la banda, sino también a ese otro disco que estábamos craneando. Pintaba muy bueno, y de hecho ahora tocamos dos de ellos: "Un río crucé" y "Mi estrella y yo", que están buenísimos", dice Kubero, parte de esta nueva era de Los Abuelos de la Nada. Que también tiene a Juan del Barrio y a Gato Azul Peralta, reemplazando a su papá Miguel en el mismo rol.
Tras el éxodo de Andrés Calamaro, Cachorro López y Gustavo Bazterrica, Miguel se reinventó con Abuelos nuevos. De esa experiencia quedó "Cosas mías", un disco de culto, distinto a todos los anteriores, pero igual de valioso. "Yo tenía que ocupar el lugar del Vasco Bazterrica. ¡Imposible imitarlo! Pero Miguel nos dio plena confianza: si sentía algo raro, nos lo decía al toque. Además, nos grabó Mario Breuer, un telepático total", recuerda Kubero.
"Fue muy creativo ‘Cosas mías’. Está ‘Capitán Calavera’, que parece una obra teatral. Y ‘Región dura’, un temazo, a pesar de que yo quería hacerlo reggae", dice Díaz. "A pesar de que esa nueva formación de los Abuelos se armó relativamente rápido, llegamos incluso a grabar un pre demo en Avatar, el estudio de Claudio Gabis. Aún no estaba Juan del Barrio y tocaba un pibe muy bueno, no recuerdo su nombra. Una onda más latina, más santanesca. Las versiones eran diferentes, quizás más relajadas".
Miguel Abuelo convocó a Kubero Díaz a fines de 1985, pero se conocían desde hacía quince años. Fue la escena platense, azuzada por La Cofradía de la Flor Solar (de la que Kubero era parte), la que los cruzó por primera vez, a fines de los 60'. Y una década después, diez mil kilómetros al norte, Ibiza los reencontró. Miguel regresó antes a Argentina. Y Díaz, cuando Abuelo lo convocó.
"Nos conocimos más allá, que acá", reconoce Kubero. "Estábamos más libres de un montón de otras cosas, jaja. Un lugar como Ibiza, mediterráneo, una isla, algo diferente a lo que eran las grandes ciudades de Europa. Y diferente a lo que fue después. Había pocos delitos porque... era muy difícil escapar de ahí, jaja. Estoy hablando de una época muy hippie: en cada Luna Llena, se convocaba a todos los amigos para ir a un determinado lugar, que podía ser la cima de tal cerrito o el borde de un acantilado al lado del mar. Muy romántico todo, jaja".
"Esa libertad la vivimos mucho con Miguel cantando aquí, allá y en todas partes. Tocando muchísimo. Yo llegué con La Cofradía, en 1977. Y Aquelarre había andado por ahí. Todos volvieron a Argentina, salvo el Negro Black (Amaya). Nosotros justo nos quedamos sin baterista, así que se sumó e inauguramos Amnesia, en ese entonces un ranchito y ahora un boliche gigante. Miguel se enteró de eso y vino".
Tras la muerte de Miguel Abuelo, Kubero Díaz tocó un tiempo en Los Bazterrícolas, proyecto del otro ex Abuelos Gustavo Bazterrica. Pero volvió a aparecer en el horizonte otro polo de encuentro de su generación: Buzios. "Al año, con mi compañera, viramos para Brasil. Ya habíamos tenido a nuestra segunda hija, Almaluz. Decidimos irnos porque ahí estaban radicados Nestor Paúl y Eduardo Paz, de La Cofradía de la Flor Solar. Me decían: "Venite, acá te damos laburo". Así que llegué... a trabajar decorando camisetas para el verano, jaja. Y, casi sin darme cuenta, estuve quince años".
RP.- Lugares como Ibiza o Buzios fueron mojones para tu generación. ¿Qué ocurría ahí?
¡Y podría nombrar a tantos otros! Como Porto Seguro, varios lugares en Brasil; hasta en Goa, al sur de la India. O San Marcos Sierra, en Córdoba. No sé: creo que son fenómenos que se dan naturalmente, no fueron planeados. Y eso que no nombré a El Bolsón. Que, por nuestra culpa, se llenó de gente muy romántica...que ahora lo prende fuego. Ahí estuve con Miguel Cantilo. Y en Ibiza, con los dos Migueles. De repente venían un montón de brasileños y curtíamos al mango con ellos. O aparecía el Mono Izaurralde con grupo de Francia llamado Memoria Das Aguas... ¡y lo que hacían era fantástico!
Hasta hicimos el primer concierto de rock en la historia de todas las Islas Baleares, y por única vez en la historia tocó La Cofradía de la Nada. Nos fusionamos con Miguelito y sucedió. Quizás ese era el secreto de esos lugares: las cosas... sucedían. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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