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Bee Vang fue el coprotagonista de la película dirigida y encabezada por Clint Eastwood. En una entrevista con REALPOLITIK, habló sobre el legado de esta producción y su decisión de militar en defensa de la comunidad asiática, que considera que fue todavía más atacada tras la irrupción de la pandemia.
Clint Eastwood es uno de los realizadores más celebrados en la industria cinematográfica. Desde sus comienzos como actor, hasta que dio el salto a la silla del director, esta figura de Hollywood regaló títulos tan variados como considerados clásicos. Basta pensar en obras como Río Místico, El bueno, el malo y el feo o Los puentes de Madison, para entender de lo que se habla. Entre su obra, también aparece una película que se ubicó como la segunda más taquillera en toda su carrera: Gran Torino.
La película cuenta la historia de Walt Kowalski (Eastwood), un veterano de la guerra de Corea que, tras enviudar, potencia su amargura y su rechazo hacia todo lo que sea diferente a él. Walt se niega a aceptar que en su barrio se hayan instalado colectividades asiáticas, a las que mira con total desprecio. En este contexto, Thao (Bee Vang) servirá como la puerta de entrada a ese cambio, cuando decida apadrinarlo para sacarlo de las calles y evitar que su primo lo convierta en un miembro de su pandilla.
Más de una década después de su estreno, la producción tiene momentos que, para algunas personas, no resisten el paso del tiempo y son extremadamente racistas. Aunque la película se presente como una crítica al rechazo a las culturas diferentes, irónicamente, termina condenada por ser excesiva y, tal vez, demasiado artificial en este aspecto. En este contexto, Bee Vang conversó con REALPOLITIK sobre cómo fue ser parte de la producción a la que consideró "un gran experiencia de aprendizaje".
PR.- ¿Qué piensa del mensaje de Gran Torino y cómo fue recibido?
Para Gran Torino, el mensaje pudo haber quedado claro. Se trataba de cómo nos unimos y trascendemos las diferencias para ser humanos entre nosotros, para ir más allá de las diferencias y formar un vínculo sin precedentes, que fue el que se formó entre mi personaje y el de Clint Eastwood. Más allá de si la gente entendió o no el mensaje, va más allá de este momento, que es cada vez que pienso en cómo la gente habla del racismo. Me recuerda a la forma en la que la gente se me acerca a hablar del racismo contra los asiáticos en este país. No es serio, nadie lo veía como una fuerza con la que había que lidiar. Cuando llegó la pandemia, con el comienzo del coronavirus, vimos cómo todo cobraba sentido y resaltaban las contradicciones. Eso es lo que critico de la película y cómo podemos usarla
A menudo comparo la situación con Full Metal Jacket de Stanley Kubrick. Muchas cosas de la película eran una crítica a la guerra, y algunos estereotipos de Asia y lo asiático. Pero así y todo, lo que más se destacó para la gente es una escena racista que se volvió una frase citada con frecuencia. Creo que es un gran realizador, uno de los mejores del siglo XX. Lamentablemente, esta película, como cualquier otra, puede ser recibida y cooptada por cualquier movimiento o ideología.
RP.- ¿Cree que se podría hacer una producción de este tipo en la actualidad?
No creo que una película como Gran Torino pueda hacerse hoy en día. Una película que, irónicamente, mucha gente citó como la película postracista de la era Obama en el cine, pero se estrenó un mes después de que se eligió al presidente. Pensar en todo el lenguaje de la película, que se repitió tanto en la gran pantalla, en la cultura pop en un momento en el que esas palabras se usan para atacar a los asiático-americanos y a los asiáticos del mundo pincha de una forma muy distinta. No podría imaginarla estrenándose en este momento.
RP.- ¿Cuándo comenzó a militar en contra de las posturas racistas contra la comunidad asiática?
El activismo y hablar, ser una voz crítica en la comunidad, empezó cuando me volví actor. Una de las cosas difíciles de ser un actor, o una persona con cualquier tipo de vida pública y visibilidad pública, es que te volvés la boca de tu comunidad. La responsabilidad y la carga caen sobre vos, para que te lo tomes muy en serio, para decir cosas importantes, con sustancia. Para mí se trata de hablar, de hablar con mayor criticismo de todo, después de que se estrenó Gran Torino. Tenía 16 o 17 y hablo desde ese momento. Todo lo que digo hoy en día es una combinación del activismo que hice y se me da muy fácil porque llevo mucho tiempo haciéndolo.
RP.- ¿Qué piensa de la forma en la que la gente de Asia está representada en el cine? ¿Cree que cambió? O, ¿cuál le parece que debería ser la forma, el camino, para continuar para lograr un equilibrio en esa cuestión?
Es una gran pregunta. Primero quiero decir que una vez que se estrenó Gran Torino, no pensé necesariamente en seguir actuando. Fue un éxito de taquilla, pero en ese momento no estaba seguro de que hubiera un lugar para los actores asiático-americanos, una forma para que los actores asiático-americanos triunfen en Hollywood, que lleguen a la escena principal del cine. Por eso volví a estudiar, no seguí actuando después de Gran Torino por esa razón. Debo decir que desde entonces, cambiaron las cosas. Tal vez no mejoraron de forma dramática, pero cambiaron. Al punto de que en algún aspecto mejoraron. Tenemos películas con protagonistas asiático americanos o de la comunidad asiática, en el mundo occidental, no solo en Estados Unidos. Creo que las cosas cambiaron, mejoraron y hay más oportunidades, hay películas que demuestran que la tendencia cambió para mejor.
RP.- ¿Recuerda alguna película, no asiática sino americana, hecha con asiático-americanos que sea respetuosa con tu cultura, o que al menos muestre la cultura de forma correcta y no para burlarse?
(Risas) Supongo que mi incapacidad de mencionar algo es una respuesta en sí misma.
RP.- ¿En qué trabajó además de ser activista?
Después de trabajar por algunos años en Nueva York como periodista, escritor, investigador, trabajando en el mundo de las ONG, militando, y todo lo demás... Me gradué como estudiante universitario, decidí volver a Los Ángeles hace un par de años, dos años, para reavivar mi amor por la actuación, las interpretaciones y las películas. Desde entonces, trabajé en proyectos pequeños, haciendo activismo al mismo tiempo, pero estuve en un par de películas independientes. Una en particular se llama Dark Christmas, donde soy el protagonista, y recibió mucha prensa. El anuncio se dio cuando empecé a tener más plataformas para hablar del racismo contra los asiáticos, el coronavirus y la pandemia. Esa película no se va a rodar hasta el año que viene y probablemente no se estrene hasta 2023. Que es raro decirlo porque está muy en el futuro. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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