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25 de septiembre de 2022 | Nacionales

La interna de Juntos

Macri y el arte de procrastinar

La procrastinación -postergar sin resolver- es una práctica muy frecuente en la política argentina. Claro está que lo que es imperdonable -y genera grandes costos políticos- a quienes tienen responsabilidades de gestión, puede ser muy beneficioso para quienes actúan desde las sombras de la oposición.

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De este modo, mientras que procastinar le consumió casi toda su popularidad cuarenténica a Alberto Fernández, para Mauricio Macri resulta una estrategia perfectamente racional en pos de lograr su ansiado “segundo tiempo” presidencial. Por esta razón, para él el silencio es la mejor opción para dejar pasar el tiempo, mientras asiste plácidamente al desgarramiento mutuo que los principales competidores dentro de Juntos por el Cambio impulsan cotidianamente. A lo sumo, se limita a presentarse como comentarista o árbitro en última instancia, con el convencimiento de que, en medio del caos preelectoral que conducirá esa conmoción interna, será la figura de consenso para evitar el estallido de la coalición opositora.

Por esta razón, mientras que admite públicamente que las candidaturas de Juntos por el Cambio deberán surgir de una PASO, en la práctica coquetea con su anulación para los comicios del año próximo. Lo que le interesa, en realidad, es el desgaste ajeno, por lo que no hará anuncio alguno hasta el tramo final de la campaña electoral. Mientras tanto, continuará con su sádico compendio de ambigüedades.

¿Para qué exponerse ahora, a un año de las PASO, a sumarse al coro de competidores actual -con Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Gerardo Morales en la primera fila-, cuando esto sólo le supondría ser uno más de los que participan del juego de vetos y acusaciones cruzadas? Como árbitro en última instancia ha recuperado su condición de jefe y de fundador de JxC. Y puede acicatear a todos para abrir nuevos focos de discordia.

Patricia Bullrich quiere ser presidenta, pero espera una definición previa sobre la candidatura de Macri que no llega ni llegará por varios meses. Larreta quiere ser presidente y ya anunció su candidatura, pero con ello sólo aceleró los ataques y denuncias en su contra. Vidal se resguarda bajo la figura de Mauricio, como obediente candidata a vice o como potencial presidenta bendecida por la mano del ex presidente. Y Morales navega en el dilema de querer ser presidente desde un partido histórico que no tiene en claro si prefiere la exposición de una eventual nueva gestión presidencial o mantenerse cómodamente como furgón de cola, acumulando cargos, contratos y gestiones provinciales, sin tener que responsabilizarse por los actos y decisiones del gobierno nacional.

En este contexto, Macri es el dueño de la agenda. Arroja temas a la hoguera para que sus competidores deban esquivar el fuego. Y así, de manera imperceptible, el tiempo va pasando, el gobierno se consume en un laberinto sin salida, y el ajuste y la inflación cotidianos van generando las condiciones para “hacer lo mismo, pero más rápido”, con el que sueña para su “segundo tiempo”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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