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Cuando el actual diputado despuntaba sus primeras aspiraciones en el terreno político, fue denunciado por haber emitido certificados falsos para internar en un instituto psiquiátrico a una reconocida artista argentina. Los 150 millones de dólares que se escondían detrás del presunto plan de sus hijas.
Corría el año 2005 y los principales medios de comunicación describían con lujo de detalles la trama de una truculenta historia familiar, en el que las hijas de una viuda multimillonaria intentaban hacer pasar por loca a su madre para sacarle su fortuna.
En los relatos, que parecían sacados de un clásico “whodunit” inglés, se hablaba del oscuro rol de un reconocido médico que, por entonces, hacía sus primeras armas en el terreno de la política: Facundo Manes.
En el centro del conflicto se encontraba una sorprendente suma de dinero: 150 millones de dólares. La historia cuenta que en la década del 90, Natalia Cohan de Kohen y su marido, Mauricio Kohen, vendieron el prestigioso laboratorio Argentia en una cifra multimillonaria, que sólo creció durante los años a través de las incorporaciones de cuadros originales de Miró, Juan Gris y Urtillo. Al morir Mauricio, su esposa heredó todo.
“Mis hijas me han quitado todo, y ahora me quieren hacer pasar por loca”, aseguraba por entonces Natalia Kohen ante los medios que, dada su fama y trayectoria como pintora y escritora, se habían atrevido a hacerle numerosas entrevistas.
Las hijas en cuestión eran Nora y Claudia Kohen, quienes habían hecho poco y nada por la suculenta fortuna y ahora pretendían quedarse con todo. En el año 2005, llevaron a su madre al prestigioso Instituto FLENI por recomendación del por entonces rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Jaim Etcheverry.
Allí dieron con Facundo Manes, quien no dudó en atender a la multimillonaria Natalia Kohen, y para ello requirió una segunda opinión de la neuróloga cognitiva Griselda Russo. Ambos, determinaron en tiempo récord que la paciente padecía una demencia frontotemporal y determinaron que debía ser internada.
Con los certificados médicos firmados por Manes y Russo, las hijas de la mujer multimillonaria acudieron a la Justicia Civil y obtuvieron, el 13 de junio de 2005, un juicio por insanía que terminó con Natalia Kohen internada en el Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA). Habían logrado su objetivo.
Ya internada, Kohen logró comunicarse con sus amigos y fue el artista plástico Edgardo Jiménez quien llevó adelante una movida grupal que logró sacarla del instituto privado luego de 27 días de internación y trasladarla de nuevo a su departamento, donde se refugió custodiada por vigilancia privada.
Con Kohen en libertad, la abogada Nora Galve, patrocinante de la víctima, presentó una denuncia penal por presunta privación ilegítima de la libertad. Una lectura rápida de los expedientes muestra los motivos de Kohen para avanzar por ese camino judicial.
De acuerdo a Galve, se trataba de una estrategia de Nora y Claudia Kohen para obtener una insanía judicial y ser designadas como “curadoras” de la fortuna de su madre, y así poder administrar a su gusto tanto los bienes como el dinero. No sólo ello, sino que se demostró que, previo a la consulta de Manes, la víctima había consultado a dos especialistas quienes le habían asegurado que se encontraba en perfecto estado de salud.
Dos datos adicionales fueron las gotas que rebalsaron el vaso y llevaron el caso a la Justicia. En primer lugar, se comprobó que Manes le habría solicitado a Russo que confeccionara un nuevo certificado “en base a la confianza que se tenían entre ellos”, sin que la especialista llegara realmente a realizar un examen exhaustivo de la paciente. Tanto fue así, que mientras Manes le diagnosticó la enfermedad de Pick, Russo determinó que la paciente era bipolar. Por otro lado, el informe elaborado por los tres peritos sorteados la Justicia Civil coincidieron en que Natalia Kohen tenía un síndrome psicoorgánico, que necesitaba un tratamiento psicoterapéutico y psicofarmacológico, pero sin necesidad de internación.
De este modo, la estrategia completa de las hijas de la víctima se centraba en un solo diagnóstico: el del propio Facundo Manes. El neurólogo fue llevado a la Justicia por la presunta emisión de certificados falsos para internar a una mujer por demencia y mala praxis.
A pesar de que la fiscal que intervino en el juicio, Elsa Areu Franco, aseguró que “se llegó a ese extremo (la internación) por la expresa indicación del neurólogo” y se admitió que existían “disidencias” entre los reportes y diagnósticos, la Justicia Penal desestimó en dos instancias la acusaciones y el ahora precandidato a presidente fue felizmente sobreseído. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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