Alberto 2023: En el Frente de Todos toma fuerza el “proyecto Titanic”

Sin embargo, lo que en principio parecía la fantasía de una mente desequilibrada empezó a cobrar forma. En parte gracias a ese temor a asomar la cabeza que manifiesta la dirigencia argentina por temor al abucheo y el rechazo generalizado. Por otro lado, también, debido a la decisión de Cristina Kirchner de exponerlo públicamente al sufragio de los argentinos para cobrarse venganza por su presunta “deslealtad”.

Como el trotkismo, Alberto Fernández cree que para él la ecuación es simple: “Cuanto peor, mejor”. El Titanic a medio hundir de su gobierno espanta a los eventuales competidores. Y espera que la oposición le dé una mano: bien con una candidatura presidencial de Mauricio Macri que le permitiría –según confía- que gran parte del electorado que le soltó la mano hace rato vuelva a aprobarlo, por aquello de “evitar el mal mayor”, o quizá con una fractura de Juntos por el Cambio, que podría producirse por dos razones: la certeza de que el oficialismo saldrá humillado en los próximos comicios, por lo que tanto el Pro como el radicalismo querrían quedarse con la “torta completa”, y no sólo con una porción de ella; o bien por el Tsunami interno que provocaría esa eventual postulación del ex presidente Macri.

Este segundo escenario lo esperanza, ya que, como alfonsinista confeso de pura cepa, mantiene excelentes relaciones con amplios sectores de la UCR, lo que eventualmente acercaría las condiciones para una posible alianza.

Pero lo que más ha llamado la atención son las confirmaciones sobre su postulación que ha recibido en los últimos días de referentes tan diversos como Máximo Kirchner o Hugo Moyano. El jefe de La Cámpora explicó con pragmatismo la mejor prueba del fracaso de un gobierno consiste en que una coalición que prescinde de postular a su presidente en funciones no levante su candidatura.

El histórico líder camionero fue aún más enfático. “Yo lo apoyaría”, aseguró. Y explicó sus razones: “Si él está dispuesto a hacerlo tiene todo el derecho de hacerlo. Hay que estar en un momento tan difícil como se ha vivido y sin embargo ha demostrado un equilibro dentro de toda esta situación tan lamentable que hemos pasado desde la pandemia. Hay que estar en un momento de esos. Es fácil hablar y opinar de afuera cuando no tienen la responsabilidad de tomar decisiones que a veces no son simpáticas, pero son necesarias para que la gente no sufra tanto. Esto lo ha demostrado el presidente”.

E inmediatamente aclaró, con relación a las alternativas de Cristina Fernández y de Sergio Massa: “Por supuesto que uno tiene simpatía más por uno, más por otro. Yo creo que todos tienen la capacidad suficiente y necesaria y la experiencia para hacer las cosas e ir corrigiendo las que a lo mejor no se han hecho correctamente”.

Si bien los cortocircuitos no han perdido intensidad en la coalición gobernante, se limitan casi exclusivamente a las políticas económicas cuya responsabilidad adjudican al legado de Martín Guzmán. La postulación presidencial no parece ser un factor de tensión.

El que supo ser un botín codiciado por cualquier dirigente político, hoy aparece como un bien devaluado al que la mayoría le escapa como a la peste.

Al final, contradiciendo la campaña lanzada un par de meses atrás por La Cámpora, y oportunamente desactivada a poco de nacer, parece ser que el candidato por aclamación del Frente de Todos no será Cristina, sino el mismísimo Alberto Fernández. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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