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11 de diciembre de 2022 | Nacionales

Habló “Chirolita”

Alberto Fernández, cada vez más lejos de la reconciliación con Cristina

CFK pretendió copar la escena política con su “renunciamiento” histórico. Claro que no es Evita, por lo que cuando habla son muy pocos los que le creen. Apenas los que dependen de su liderazgo para tener algún rol en la escena política.

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Tanto Mauricio Macri como Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich o Javier Milei no tienen dudas de que dará marcha atrás. Jorge Capitanich manifestó su desacuerdo y se animó a afirmar que ese tipo de resoluciones deben ser tomadas por el pueblo a través del voto. Y, finalmente, Alberto Fernández hizo oír su voz:  "No hay que jubilar a nadie”.

Para el presidente "es prematuro" asegurar que Cristina no será candidata y dio a entender que se trata de una maniobra para impedir las PASO dentro del Frente de Todos. "Todo eso es prematuro. Respeto mucho la decisión de Cristina. Lo que está diciéndole a la Justicia es 'no voy a buscar fueros, sepan que no tengo miedo a que alguno de ustedes intente meterme presa’”.

Si bien Alberto evitar tildar a la vicepresidenta como “mentirosa”, asegurando que ”su palabra es su palabra, y no pondría en duda su palabra"-, inmediatamente relativizó su afirmación: "En política aprendí a no jubilar a nadie, a no sacar a nadie de la carrera. Lo que quiero es buscar el candidato que nos garantice el triunfo; si ese soy yo, seré yo, y si no, será otro y lo voy a acompañar con mucho placer”.

La aparición pública de Alberto apuntó a evitar que Cristina dé marcha atrás con su resolución de apartarse del juego electoral para las próximas elecciones, y garantizar que la fórmula del Frente de Todos surja de una competencia interna en la que él se imagina como uno de los protagonistas. Por esta razón le bajó el precio a las agresiones y descalificaciones que cotidianamente recibe de  Máximo Kirchner, Andrés Larroque y buena parte de la cuestionada dirigencia de La Cámpora. Sabe que para tener alguna chance electoral precisa al cristinismo adentro, pero sin Cristina.

Por esta razón, ahora Alberto habla con respeto de su vicepresidenta, pero cada vez que puede le pasa factura. "Cuando tenemos desavenencias soy un Chirolita. La verdad es que si tenemos diferencias es porque precisamente no lo soy”. Y remató: “En este tiempo el presidente soy yo, y el que tiene que tomar las decisiones soy yo. ¿Por qué se enoja Cristina conmigo si hago lo que ella pide?”.

Más allá de los cuidados en sus declaraciones, la ruptura es evidente. Cuesta imaginar cómo podrían llegar Cristina y Alberto a integrar un mismo espacio político a partir de 2023. Aunque demasiado tarde, Alberto se cansó de resignar posiciones y mostrarse en permanente situación de debilidad. Su aparente contraofensiva es una estrategia retórica, aunque sin posibilidad alguna de éxito político. A lo sumo, abonará el camino para la candidatura de Sergio Massa –si la gestión económica no colapsa- o de Daniel Scioli, siempre dispuesto a intentar su revancha en una elección presidencial, aunque el escenario actual no resulte el más indicado.

En los últimos días sonó –con sordina- la fórmula Massa - “Wado” de Pedro como la única que garantizaría la unidad del Frente de Todos en 2023. Si bien esta opción no le disgusta al presidente, en su afán de revancha insiste en que los términos de la fórmula presidencial surjan de una interna. Quiere ver al cristinismo derrotado antes de abandonar la presidencia. Incluso a sabiendas del riesgo de ruptura o de reacción del “fuego amigo” si la dupla se compone a través de la competencia y no de la negociación.

Pero, sin chances para la reelección, quiere plasmar su venganza a toda costa. Aún al costo de que el Frente de Todos termine quedando tercero, detrás de Juntos por el Cambio y Javier Milei, en las elecciones nacionales.

Según afirmaba Juan Domingo Perón, para un radical un mandato es sólo un mal momento entre dos internas. Y Alberto nunca ocultó sus preferencias hacia Raúl Alfonsín por sobre el general. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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