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14 de diciembre de 2022 | Nacionales

CFK y una jugada suicida

El epitafio del kirchnerismo

Cada día avanzar la marea destructiva que inició Cristina Fernández de Kirchner con su “renunciamiento” y no se sabe hasta dónde llegará su poder destructivo. Si bien nadie en su entorno termina de entender por qué se autoproscribió, tanto en La Cámpora como en otras organizaciones cercanas temen que haya sido el epitafio del cristinismo.

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Lejos de generar empatía o respaldos, varios salieron a levantar sus propias candidaturas y, la mayoría, a hacer control de daños. El peronismo no cristinista del Frente de Todos ya da descontada la derrota, y se aferra a la conservación de los cargos provinciales y municipales actuales, o bien a competir en las PASO para lograr desplazar a quienes hoy los detentan.

Los gobernadores que se reunieron el lunes en el CFI y los sindicalistas del novel Movimiento Sindical Peronista (el "Partido de los Gordos") prácticamente descartaron toda chance de continuidad del Frente de Todos. A excepción de Axel Kicillof, el resto de los gobernadores presentes disoció la elección provincial de la nacional para tratar de "salvar la ropa". Los sindicalistas, que asistieron más tarde, pidieron la inclusión de gremialistas en las listas provinciales.

Lo más grave es que en este escenario de disolución que provocó Cristina, la mayoría teme que la actual coalición oficialista termine dividida en varias opciones electorales y que a lo sumo alguna de ellas pueda ocupar el tercer lugar, detrás de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza. Si el cristinismo y el peronismo terminan divorciándose finalmente, el resultado previsible es la catástrofe

El impacto sería de tal magnitud que se pronostica que no solo afectaría la composición del próximo poder ejecutivo, sino también la composición de las cámaras legislativas. Así el peronismo podría perder la mayoría que siempre detentó desde 1983. Aún así, los gobernadores están decididos, al día de hoy, a no hacer campaña para las listas nacionales. Quieren levantar una fortaleza alrededor de sus provincias, para negociar después con el vencedor.

Mientras tanto, Cristina solo piensa en sus intereses y no siente empatía alguna con el peronismo tradicional. Los peronistas tradicionales aceptan, sin mucho entusiasmo, que la derrota electoral es el precio a pagar para sacarse de encima definitivamente al cristinismo y sancionar su final. El riesgo que señalan algunos es que el peronismo finalmente estalle también, para convertirse en una especie de confederación de partidos provinciales autónomos, a la manera del Movimiento Popular Neuquino.

Como ya sucedió muchas veces, Cristina hizo saltar por los aires el escenario de la política. El problema es que esta vez, la jugada ensayada parece ser suicida. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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