Municipales
A cuarenta años del regreso de la democracia
Milei, Quinquela y la agresión como hilo conductor
Ingresamos a un año electoral en el que la paciencia no parece ser la característica. La violencia es la característica de lo público en la Argentina, y contradice cada vez más a una sociedad que ha dado reiteradas señales de estar hastiada de la grieta.
Así como la “nueva normalidad” que se anunciaba para la post pandemia fue una versión mas declinante y deteriorada de la normalidad precedente, la celebración de la victoria en el mundial de fútbol, en la que 5 millones de argentinos celebraron sin mayores alteraciones ni distinciones de banderías políticas un hito que unió a los 47 millones de argentinos, sin grietas ni resentimientos dio una clara señal de unidad que los poderes públicos insisten en ignorar.
Entre escuchas, decisiones cuestionadas de la Corte, filtraciones de chats manipulados e iniciativas de juicio político, los argentinos afrontamos un nuevo verano en el que la política no se ha tomado vacaciones. Siempre a contrapelo de los intereses y expectativas de la sociedad, las distintas fuerzas políticas no cesan de generar noticias que poco bien le hacen al interés común.
En las últimas horas, tras circular una encuesta que señala que, tras la defección de Cristina, el balotaje presidencial tendría como protagonistas a Juntos por el Cambio y a La Libertad Avanza, Javier Milei embistió contra la administración porteña haciendo toda clase de acusaciones. “Son mucho más sucios los de Juntos por el Cargo” que los del Frente de Todos, aseguró, y afirmó que Horacio Rodríguez Larreta es “el ser más siniestro de la política argentina”.
Milei tiene en claro por dónde sopla el viento, y que si finalmente los pronósticos se confirman y tiene que enfrentar en un balotaje a Juntos por el Cambio debe enfocar sus cañones sobre la actual gestión de la CABA. A esta altura de los acontecimientos parece muy difícil que Mauricio Macri se presente y la candidatura de Patricia Bullrich se desinfla cada día que pasa.
Pero Milei no es el único que ha decidido utilizar la agresión como hilo conductor de su estrategia. El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, uno de los que firmó el pedido de juicio político promovido por el presidente Alberto Fernández, adelantó que no acatará ningún fallo del máximo tribunal y ensayó una descalificadora caracterización de la UCR: “El radicalismo, que es un partido centenario, que sufrió persecuciones, golpes de estado, cárcel y demás, también tiene que reflexionar, volver al origen de sus principios y valores”, disparó.
Y a continuación lanzó una definición brutal: “Hay un profundo debate dentro de ellos, que no puede seguir así, que no pueden defender lo indefendible. El radicalismo no puede seguir siendo una prostituta barata del Pro”.
La UCR no tardó en contestarle a través de su comité nacional, asegurando que estas afirmaciones “nacen en la ignorancia y los prejuicios a los cuales los argentinos ya les dijimos nunca más”.
Utilizando las redes sociales, el radicalismo repudió las expresiones del Quintela, a las que tildó de “indignas, inapropiadas y machistas”: “Respete a la UCR por su trayectoria y su aporte a la consolidación de la democracia a lo largo de toda su existencia. Respete a la UCR por la actitud constructiva para encontrar soluciones a los problemas de los argentinos y al valor del diálogo político que pregonó siempre”, le exigieron.
“La UCR ha estado siempre al servicio del pueblo, del federalismo y de la democracia, enarbolando proyectos de unidad nacional y aspiramos a volver a representar a las grandes mayorías que quieren trabajo, paz y libertad. Así lo hicieron Yrigoyen, Alvear, Illia y Alfonsín”, concluye el comunicado, en el que se “olvidaron” de otro presidente radical: Fernando de la Rúa.
Las expresiones de Milei y Quintela, lamentablemente, no son la excepción sino algo demasiado frecuente en una sociedad que, a punto de cumplir cuarenta años de restitución del sistema republicano experimenta un retroceso moral e institucional muy preocupante, y que no sólo pasa por las expresiones sino también por las conductas de quienes encabezan los principales poderes de nuestro país. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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