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20 de febrero de 2023 | Nacionales

A todo o nada

La ofensiva final de Cristina

La Mesa Electoral significó un antes y un después, pero no en los términos imaginados por Alberto, sino más bien todo lo contrario. Estimulado por la negativa inicial de Máximo y Cristina, el presidente armó la lista de invitados apostando a conseguir una ratificación de su propia candidatura en ausencia de las cabezas visibles del cristinismo.

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Pero una semana antes, las malas señales comenzaron a multiplicarse. Debió suspender la reunión a la que había convocado en Olivos para el sábado pasado con los gobernadores peronistas, porque apenas un puñado se manifestó dispuesto a participar. Algunos porque no quería ser vistos jugando un papel destacado en la conformación de la propuesta electoral del Frente de Todos, al descartar una derrota en las próximas elecciones. Otros, por “aprietes” del cristinismo.

Tampoco los intendentes fueron demasiado solícitos cuando se los convocó. Para casi todos ellos el de Alberto Fernández es un ciclo negativo y terminado. No quieren ser vistos en su proximidad, ya que eso les genera un pésimo escenario tanto ante una eventual victoria de Juntos por el Cambio en las nacionales, como en el de un triunfo de Axel Kicillof en la provincial.

Paradójicamente, Alberto montó el escenario para la contraofensiva del cristinismo. Imprevistamente a la reunión acudieron Máximo Kirchner, Kicillof, “Wado” de Pedro y la amante de la marca Apple, Mayra Mendoza. Y no fueron a hacer las paces, sino a exigir la abdicación de la candidatura presidencial y la postulación de Cristina como candidata. A los gritos y con amenazas. Cristinismo puro.

También anunciaron e impusieron ante el silencio ajeno el lanzamiento de un “operativo clamor” para convencer a Cristina de que revea su decisión de autoexcluirse. El video que lanzó inmediatamente después La Cámpora reafirma las líneas principales de la campaña: insistir en la victimización de Cristina, presentar sus logros –todos conseguidos antes de la presidencia de Alberto- y mostrar sus disidencias con la gestión actual. No faltó, por supuesto, la denuncia al macrismo y su “pesada herencia”. El cristinismo se juega demasiado y, si le toca perder, quiere hacerlo conduciendo la batalla.

Como siempre, la mayoría del peronismo agachó la cabeza, asintió en silencio y salió a mascullar su bronca en off. Varios barones del conurbano sintieron que se les viene la noche, sobre todo en Hurlingham, San Martín o La Matanza, distrito que gobierna el ahora denunciado por abuso sexual, Fernando Espinoza.

Cristina está dispuesta a todo, aunque lo niegue en público. Algunas cosas nunca cambian. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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