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29 de marzo de 2023 | Opinión

Santiago del Estero y el país federal

Messi en el Madre de Ciudades: No fue magia

“Cómo es posible que una provincia pobre gaste en construir estadios, pistas de Moto GP, o en llevar hoteles 5 estrellas”. Con esta muletilla propia de un Domingo Faustino Sarmiento, la rancia mentalidad centralista, unitaria y porteña tachó, tacha y tachará cualquier atisbo de progreso que asome desde el Gran Norte Argentino.

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por:
Daniel Olivera

A comienzos del siglo XXI Santiago del Estero integraba ese lote estereotipado. Una larguísima historia de desgobiernos caudillistas (el de Carlos Juárez el más emblemático), intervenciones federales esquizofrénicas, cuentas fiscales al rojo vivo, y una deuda social que para 2001-2002 arrojaba la escalofriante suma del 70 por ciento de la población sumida en la pobreza y la indigencia.

Y como patentó Cristina Kirchner, no fue magia. En medio del incendio del crac de la convertibilidad apareció -primero como intendente de Santiago Capital y después como gobernador- un radical “distinto”. Capaz de sanear las cuentas en rojo y de tejer una alianza con el kirchnerismo no nato. Tan así se escribió la historia, que Néstor Kirchner no quiso saber nada con Gerardo Zamora y su Frente Cívico. Lo enfrentó y perdió. Recién ahí valoró a ese santiagueño de mirada impertérrita, modales suaves y convicciones férreas.

A partir de esa alianza política estratégica, los Kirchner tuvieron en Santiago del Estero a su aliado más leal del Norte Grande. Tan así es, que Cristina quería que Zamora fuera su vice en la elección de 2007. Néstor se quedó con Cobos (en ese experimento fallido que fue la transversalidad) y le erró feo. Cobos tenía la traición a flor de piel.

Con la ayuda de la revolución de la soja transgénica que amplió las fronteras cultivables hacia Santiago y las generosas partidas de fondos nacionales, la provincia poco a poco fue mejorando en infraestructura (rutas, embalses, hospitales y escuelas) y abandonando el lote de las rezagadas a la hora de medir el PBI por cápita.

Tan brutal fue el salto, que Santiago del Estero fue la provincia argentina que más creció – su PBI-  en los 17 años que transcurrieron entre 2004 y 2021.

El Censo marcó el año pasado que Santiago pasó por primera vez el millón de habitantes y las llamadas “Torres Gemelas” (donde funcionan los ministerios de Educación y Economía) son los únicos “rascacielos” del NOA. No es el único récord: en la “era” Zamora, se construyeron más de 70 mil viviendas y casi un millar de escuelas y centros de salud.

La construcción de la pista de Moto GP y el aeropuerto internacional en Termas de Río Hondo dio inicio a un ciclo de obras públicas planificadas para trascender. Pero fue la construcción -en plena pandemia-  del Estadio Madre de Ciudades la obra que generó más polémicas puertas afuera de Santiago.

La castigaron por ser inoportuna y extemporánea. Pero Zamora resistió las críticas con un argumento demoledor: Santiago debe pensar en grande. En ser, eventualmente sede de la Copa del Mundo de 2030. O ser la plaza deportiva más valiosa del Norte Grande.

Y tuvo a la fortuna de su lado. El 18 diciembre del 2022 un tal Lío Messi condujo a la Scaloneta a la gloria en Qatar.

Poquito más de 3 meses después, todos los sueños confluyeron a orillas del puente carretero que une Santiago capital con La Banda.

Una vez más, y contra todos los pronósticos, Santiago siguió el consejo del filósofo Emerson: “No vayas por donde el camino te lleva. Ve por donde no hay camino, y deja un sendero”. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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