
Gremiales
Alberto renunció a su candidatura a la reelección y quedó limado como presidente. Sólo le queda la presidencia del PJ. Podría hacer daño, pero ya no podrá tomar ninguna decisión importante de gobierno.
Por más que la cara visible de la gestión sea Sergio Massa, institucionalmente quien sucedería a Alberto Fernández en caso de una renuncia efectiva a la presidencia sería Cristina Fernández de Kirchner. Nadie imagina que pudiera gobernar en las condiciones presentes. Si este escenario imaginario se concretara sería, seguramente, el ingreso al Apocalipsis.
Pese a todo, desgastada y condenada en primera instancia, aún la vicepresidenta conserva un alto grado de liderazgo en una sociedad en la que no aparecen líderes de fuste. Con el anuncio de Alberto todas las miradas se dirigieron hacia ella. ¿Cambiaría su decisión de autoexcluirse? ¿Seguirá considerando que la candidatura presidencial de Sergio Massa es la más adecuada? ¿
Bendecirá a Wado de Pedro? ¿Presionará a Axel Kicillof para que, contra su voluntad, acepte ser el candidato a presidente?
Lo cierto es que, a poco de conocerse el video de Alberto, comenzó a circular el rumor de que
Cristina podría aparecer en el acto programado para el próximo jueves 27 en el Teatro Argentino de La Plata, en el marco del “operativo clamor” que se inició en Avellaneda, y continuó en Chaco y en la CABA.
Por ahora no hay confirmación oficial de su asistencia. Pero inmediatamente surgió la asociación con que la vicepresidenta es afecta a lanzar “bombas” en actos o ámbitos culturales. Días atrás “Dady” Brieva deslizó que esperaba una nueva “jugada magistral” de Cristina. Juliana Di Tullio insistió en que habría que insistir hasta las últimas consecuencias para convencerla y en la gobernación bonaerense aseguran que “no hay mejor candidata que ella”.
Ahora que Alberto fue forzado a dar un paso al costado y que la vicepresidenta se viene esforzando desde hace mucho tiempo en dejar en claro que no tiene nada que ver con este gobierno -a pesar de su cargo-. ¿No se estarían dando las condiciones para que revisara su propia decisión inicial?
Aunque la marcha atrás de Cristina no parezca algo probable, sus incondicionales potenciaron sus expectativas desde la mañana de este viernes.
El problema de alentar grandes esperanzas es la desilusión y la sensación que generan cuando no son cumplidas. ¿Cómo impactaría una confirmación de su autoapartamiento entre sus seguidores? ¿Alcanzaría con una postulación a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires para apuntalar la boleta de Axel y garantizarse los fueros, tal como se viene rumoreando en los últimos días? ¿O tendrán algo de razón los rumores de que potenciaría al gobernador bonaerense a la candidatura presidencial, y asumiría ella la candidatura a la gobernación bonaerense?
La decisión de Alberto llegó por decantación y no movió el amperímetro. La de Cristina no fue puesta en duda por ella en ningún momento, pero la ansiedad de propios y extraños no deja de incrementarse. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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