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El gobernador de la provincia de Buenos Aires se arrojó a los brazos de una anciana que paseaba con un andador, con el objetivo de posar ante las cámaras tras emitir su sufragio. Con cara extraña, la señora admitió: “No sé quién sos”, y siguió caminando.
A pesar del correr de los años, poco y nada hicieron los referentes políticos para aggiornarse a los tiempos que corren. Aún buscan, ansiosos, la foto sonriente junto a un seguidor que, emocionado, corra a sus brazos para el deleite de los periodistas presentes.
En el ejercicio de ese viejo cliché, el gobernador Axel Kicillof buscó, segundos después de votar, el abrazo sonriente a alguna persona para posar frente a las cámaras. Lo que siguió a continuación fue una tragicómica escena que pinta de cuerpo entero la verdadera cara de las “fotografías épicas”.
Con el comprobante de emisión del voto aún en la mano y la sonrisa firme como si fuera de cemento, Kicillof se arrojó sobre la primera persona que por allí pasaba: Una anciana que se trasladaba con un andador y le reclamaba que apure su trámite, enojada por la falta de prioridad en la fila. Sorprendida por el incómodo abrazo de este extraño personaje que le sonreía frenéticamente como presa de un impulso psicótico, la señora se quedó completamente quieta y le espetó: “No sé quién sos”.
Sosteniendo con notable firmeza la sonrisa electoral en lo que pareció un tiempo interminable, el gobernador soltó a la pobre anciana y, finalmente, posó en solitario sosteniendo en alto el comprobante, ante la atónita mirada de los fiscales de mesa.
Como remate, el equipo de prensa que conduce la minsitra de Comunicación, Jésica Rey, eligió editar el material subido a las redes del gobernador, por supuesto, eliminando el bochorno como si nunca hubiera pasado.(www.REALPOLITIK.com.ar)
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