
Interior
De paso por Argentina para tocar el viernes en Córdoba y el sábado en el Teatro Flores, el baterista recuerda el especial vínculo de Ramones con el país y también la relación entre ellos cuatro.
Los acosan a toda hora y en todo lugar. En un momento pretenden huir del hotel por una salida alternativa, pero resulta imposible: los fans saben que será la última gira antes de la separación y tal vez no haya otra oportunidad para saludarlos. Entonces se tiran en masa a la camioneta que pretendía sacarlos de allí.
Algunos tocan las ventanas. Otros, directamente, las golpean con los puños. Adentro todos se ponen paranoicos. CJ siente adrenalina: para él, todo se convirtió en una aventura. Johnny piensa en voz alta lo oportuno que sería tener a mano un gas paralizante. Desde afuera, una chica le dice a Joey que lo ama y le pide un beso. El flaco duda y Marky le grita: "¡No abras la ventana!".
El micro se abre paso entre la multitud a pura velocidad y los músicos temen pisar a alguien. Muchos los siguen en taxi, otros en bicicleta y hasta algunos se animan a correr, pese a que llueve y el piso está resbaladizo. La escena se repite por cuadras y cuadras. "¡Por Dios, es imposible perderlos de vista!", brama Johnny, como si nunca hubiese venido antes a la Argentina.
La beatlemanización que el público local sintió por Ramones no tuvo correlato en ningún otro rincón del planeta. Basta con chequear las tibias reacciones de los fanáticos del mundo en "Raw", el DVD que el propio Marky editó hace ya una década con las imágenes de gira que registraba en handycam.
Al otro lado de la historia, el baterista vuelve nuevamente a Argentina para un nuevo capítulo de su formato autohomenaje tan bien recibido y celebrado por estas pampas: Marky haciendo canciones de Ramones. El viernes toca en XL Abasto de Córdoba y el sábado en el Teatro Flores (donde ya había estado el martes, cuando inició su pequeña gira por estas pampas).
RP.- En el DVD se los ve realmente asustados por el acoso de los fans argentinos. ¿Llegaste a temer por tu vida?
MR.- Amo a los fans argentinos y nunca sentí miedo por ellos. Yo vivo cerca del World Trade Center de Nueva York y vi cómo se desplomaban las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Te juro que he visto con mis prismáticos gente tratando de volar. Estaban quemados, o directamente muertos. Olí carne humana, tela y metal quemado durante las dos semanas siguientes. Tuve que deshacerme de mi auto porque se llenó de hollín. A partir de eso, creo firmemente que debemos eliminar el miedo de nuestras vidas.
RP.- Usás tu apellido artístico, el logo de la banda y hacés canciones de Ramones. ¿Cuál es el límite entre el homenaje y la copia?
MR.- Es imposible copiar la guitarra de Johnny o la voz de Joey. Muchos creen que es fácil tocar un tema de Ramones, pero luego se dan cuenta de que no es tan así. Muestras de eso son los grandes grupos del rock mundial que, en distintos discos tributo, no lograron recrear nuestro verdadero sonido. La idea de esta gira es que los jóvenes conozcan esa magia y sepan que hace cuarenta años ya se hacía música rápida y fuerte. Lo seguiré haciendo hasta que me aburra y me canse.
RP.- Bono dijo: "Lo mejor que nos dio Nueva York fue Ramones. Sin ellos, muchos nunca hubiésemos empezado". ¿Cómo recibís ese reconocimiento de músicos que no vienen del punk?
MR.- Creo que fuimos reconocidos tardíamente. El punk es actitud y nosotros no cumplíamos con reglas determinadas. Fuimos originales, auténticos, únicos. Hoy todo eso es difícil: las compañías ya no arriesgan en nuevas bandas.
RP.- ¿Cómo te llevás con las nuevas generaciones de bandas punks?
MR.- No entiendo de qué la van esos tipos que andan con gorras, bermudas y remeras anchas. ¡Quisiera haberlos visto en el CBGB explicándole a Dee Dee que lo que hacían era punks!
RP.- En "Raw" hay muchas escenas divertidas, pero ninguna con los cuatro juntos...
MR.- Joey era muy tranquilo. Yo solía estar más con Johnny: salir, divertirnos, en fin, esa clase de cosas. Todos éramos buena gente, pese a tener momentos de furia. De todos modos, lográbamos encontrar el punto para llevarnos bien y que la banda funcionara. Hoy me apena mucho no contar con Joey, Johnny y Dee Dee. A veces iba al cementerio a verlos, pero dejé de hacerlo porque me parecía una situación muy mórbida. Es muy importante recordarlos por medio de la música y sus videos, que es lo que los mantiene vivos, pero debemos dejar de capitalizar los legados sólo en ellos tres. No quiero celebrar sus muertes, porque eran mis amigos. Sólo deseo que puedan descansar en paz. (www.REALPOLITIK,com.ar)
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