
Interior
Cada quién dará sus argumentos a la hora de tomar una posición, aunque esta sea mantenerse prescindente. Porque la prescindencia es una posición clara. Citando a uno de nuestros mayores próceres: “Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.
Escribo éstas líneas luego de escuchar una flemática, aburrida y desorientada conferencia de prensa en la que Gerardo Morales y Martín Lousteau confirmaban lo que ya el domingo pasado se vio en el resultado electoral. La políticamente correcta equidistancia hacia los candidatos del domingo 19 de noviembre, cuyo principal argumento fue reiterado varias veces en la misma alocución. Argumento que carece de sustento, ya que han dicho: “La sociedad nos votó para ser oposición”. Lo que se constituye en una verdad a medias y finalmente en una rebuscada mentira.
Porque la sociedad los eligió (y no al radicalismo como tal, sino como parte de un espacio) para ser oposición al modelo imperante del pensamiento único y totalitario que gobierna el país hace veinte años. Y cuyo desenlace natural es la de convertirnos en una nueva república bolivariana del Mercosur. Si lo que realmente les importara es la opinión de la sociedad o aún de sus propios afiliados, la legitimidad debiera darla una convención nacional extraordinaria o cuanto menos una encuesta o consulta popular.
Se rasgan las vestiduras y ofuscados por la temprana declaración de Patricia Bullrich y Luis Petri que horas antes manifestaron a título personal su apoyo al libertario. Y ahora solo unas pocas horas más tarde, ellos pretenden representar la voz de las mayorías. Es decir, si Bullrich o Macri se apuraron, ellos no lo hicieron distinto.
En términos de la demanda popular, Bullrich puede haber sido un poco desprolija, pero cuenta con el beneplácito de una gran mayoría de la sociedad (y no solo sus votantes) que ven con buen grado su gesto de grandeza al apoyar a Milei. Y es que frente al escenario que Argentina tiene por delante las opciones son: Milei o la república bolivariana del Mercosur. Y los ortodoxos de la ortodoxia radical han dejado ver al sol sus partes íntimas cuando por mezquindades o intereses que no son claros, les dan la espalda a las voluntades populares en nombre de una tal mentada institucionalidad.
Milei ahora es como el cocodrilo. Un emergente en medio de la catástrofe. Hay que montarse sobre sus lomos o perecer. Morales y Lousteau antes de subir están intentando picarlo. Qué bueno que no subieron, porque nos irían a picar más adelante. Y al fin y al cabo, lo que hoy importa es el caudal electoral ya que se gana por un voto. Y por ese lado no son tan peligrosos.
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS