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Mientras miles de argentinos esperan obtener la ciudadanía italiana para acceder a la posibilidad de radicarse en el país de sus antepasados, las trabas crecen a la par de la falta de empleados en los consulados.
La difícil situación que atraviesa Argentina desde hacer varios años y que se ha agudizado con los efectos post pandamia, han llevado a que Italia sea visto como un destino para muchos jóvenes con antecedentes familiares.
Para poder acceder a esta ciudadanía, se debe ser descendiente de italianos y haber arribado al país antes de 1948. En esa línea, vale destacar que uno de los impedimentos puede ser que el pariente de origen fuese una mujer, lo que requiere recurrir a la instancia judicial para alcanzar el trámite. Otro de ellos tiene que ver con la comuna de origen del pariente emigrado, dado que algunas de ellas formaron parte del imperio Austro-Húngaro y no de lo que luego fue la República de Italia específicamente.
Todo ello está detallado en un profundo análisis realizado por Gabriel Fader, quien realizó un estudio al respecto. Allí señaló que, entre los consulados de Latinoamérica con más solicitudes de ciudadanías, se encuentran el de Buenos Aires y Rosario, en primer y segundo lugar respectivamente, con un total de entre 14 y 15 millones de personas en condiciones de iniciar el trámite. Aún así, explica, en Rosario solo entregan cinco turnos semanales.
Sin embargo, la situación económica de Italia tampoco parece ser de gran ayuda para facilitar el engorroso trámite, dado que el país europeo ha debido reducir personal en las sedes fuera de sus fronteras. En total se calcula que unas quinientas personas trabajan en consulados y dependencias italianas en el exterior.
En ese sentido, otro de los problemas que colabora a complicar la situación ha sido el colapso del sistema ante la cantidad de usuarios solicitantes de turnos, algo que se espera se solucione a lo largo del 2024. Y como si fuera poco, las autoridades italianas decidieron suspender muchos de los turnos debido al negocio de su comercialización. El procedimiento incluía la conexión de la computadora a un servidor de otro país, lo que permitía mayor rapidez en el mismo, por un costo que variaba entre los 400 y los 1500 dólares.
En palabras del diputado argentino de la República de Italia, Franco Tirelli, y de su par en el senado, Mario Borghese, “desde el 2001 no había tanta gente esperando para irse”. Aun así, por estas horas el presidente del senado italiano, Roberto Menia, impulsa mayores requisitos a la hora de tramitar la ciudadanía.
Los mismos prevén que se deberá contar con diploma en lengua italiana nivel b1, es decir que se hable y comprenda perfectamente el idioma, tener un año de residencia en el país antes de presentar la solicitud, y la obligación de tramitar la ciudadanía a bisnietos y tataranietos en la comuna donde hayan nacido.
Aunque el proyecto aún debe ser tratado en el Senado, son muchos los argentinos preocupados por esta iniciativa que complicaría aún más sus chances de volver al país de sus antepasados. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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