
Nacionales
El diseñador de producción elegido por JA Bayona para construir la tragedia de Los Andes, contó cómo fue su trabajo.
"La Sociedad de la Nieve" nos transporta a la impactante historia real de la tragedia de los Andes en 1972, donde un grupo de jóvenes jugadores de rugby se ve inmerso en condiciones extremas tras un accidente de avión en la cordillera. Bajo la dirección de JA Bayona, la película se convierte en un drama de supervivencia que se posiciona como clara candidata al Oscar a Mejor Película Internacional.
La narrativa explora la fuerza del espíritu humano y la capacidad de resistencia en medio de la adversidad, destacando la solidaridad y el coraje en situaciones límite, en lo que fue una de las mayores tragedias vividas para un grupo humano. Es esta última palabra la clave del eje a partir del cual Bayona construyó su mundo, según el diseñador de producción, Alain Bainée, conocido por trabajos como El Maquinista y Vicky, Cristina, Barcelona.
Bainée desempeñó un papel fundamental en "La Sociedad de la Nieve". Su labor incluyó la recreación de cinco aviones en tamaño real para llevar a cabo las diversas secuencias, añadiendo un nivel de autenticidad y detalle que contribuyó a la inmersión total del espectador en esta poderosa historia de supervivencia. En esta entrevista, exploramos el proceso creativo de Bainée, sus desafíos y su visión detrás de la construcción visual de una película que cautiva por su realismo y emotividad.
RP.- ¿Cómo fue la charla que tuvo con Bayona para reconstruir esta tragedia?
Me leí el guion y vi lo complejo que era el proyecto. Por suerte, es un proyecto que iba avalado con un presupuesto importante lo que nos permitía pensar cómo hacerlo en grande. El gran reto de esta película era hacer una película muy grande, muy emocional, pero que esa emoción pasase por el hecho de que pareciese casi un documental; estar dentro de la del avión con ellos. Simplemente, un reto. La idea y el reto esta película era hacerla con nieve real, intentar rodar en condiciones lo más extremas posibles para meter los actores realmente dentro del contexto y que el espectador pudiese tener esta experiencia inmersiva de casi notar el frío, el dolor de lo que supone estar en ese sitio. Puedes intentar transmitir dolor con la música, con sonido, con el acting, pero claro, si la nieve es falsa, si tú te das cuenta que todo es un poquito, huele a cartón piedra, todo eso ya no sirve para nada. Había que estar a la altura del perfeccionismo para que justamente no se notase nunca la trampa, porque trampa hay muchas en esta película.
RP.- ¿Cómo fue diseñar los aviones?
Hay tres aviones. Descompuse un poco toda la acción en para hacerlo viable y al mismo tiempo muy realista y sobre todo que además habíamos elegido rodar en España, porque aunque había un presupuesto muy grande, no es suficiente como para ir a Los Andes a reconstruir un avión allí. Elegimos Sierra Nevada que es esa montaña que está al lado de Granada. La idea fue construir un avión que iba a ir a la montaña muy arriba casi a 3 mil metros en condiciones de nieve real en una en una orografía muy parecida al Valle de las Lágrimas, pero no con la misma escala, entonces la escala la iba a dar un poco todas las extensiones digitales. Un avión donde iba a pasar un poco todo lo que era exterior, un fuselaje roto 100 por ciento hecho tanto por dentro como por fuera. Ese avión se llevó desmontado sobre unos trineos construidos y se montó ahí en la nieve.
Luego, a pie de pista, digamos más abajo donde empezaba el teleférico, pero donde hace el mismo frío que ahí arriba construimos un estudio directamente. Construimos un estudio entero en un parking gigante. Hice otro avión igual, con un poquito de altura con nieve alrededor medio artificial media real, de todas maneras, había -5 o -10 grados en ese estudio porque estaba realmente en la montaña, y rodeado de pantallas leds que permitían rodar todo lo que pasaba dentro.
Y luego, a unos 20 kilómetros más abajo en un gran campo de olivar, porque buscábamos un sitio muy plano, construí un decorado de 100 metros por 100 metros en altura, que recreaba la orografía del terreno de la montaña de arriba rodeado de cromas, un decorado gigantesco donde hicimos un pozo de 8 metros con un avión puesto sobre hidráulicos que nos permitía subirlo y bajarlo. Porque, claro, en la película hay muchos cambios de nivel del avión con la nieve. Con unas plataformas laterales nos permitirá bajarlo y subirlo de manera poder enterrarlo entero o sacarlo lo más posible cuando ya hay poca nieve y todo eso era un campo de nieve ahí ya artificial. Además, estaba hecho pensando si no hay nieve, si no nieva, si no cae la suficientemente nieve en la montaña, pues siempre se podrá rodar aquí, aunque claro no era lo ideal, entonces eso fueron tres aviones para hacer lo que es el fuselaje roto.
Luego se hizo en los estudios en Netflix en Madrid todo un avión entero, el interior, sobre muelles eléctricos que permitieron hacer todo lo de cuando salen ellos de Montevideo y viajan y empieza el avión a temblar, empiezan a caer, a sentir el peligro. Y luego se hizo la mitad de otro avión con esas características sobre un gimbal que ahí sí, permitió tener realmente los cambios de movimiento muy drásticos y muy importantes de cuando ya el avión intenta saltar y luego se hicieron trozos pequeños trozos de avión para hacer esa escena, increíble de cuando el avión se choca y todos se van para adelante
RP..- ¿Vieron Viven para tener una referencia?
Me negué a verla porque no quería. No porque la película fuese mala, aunque ya es verdad que ha envejecido, pero sobre todo porque no me quería contaminar. Porque además, Viven está bien hecha. Es una película puede gustar más o menos, pero está bien hecho.
RP.- ¿Cómo fue hacer las escenas del alud?
Estos aviones, esos decorados, están hechos de hierro porque tenían que resistir mucho ajetreo y todos esos actores metidos dentro de la nieve, del agua, de todo lo que les hicimos sufrir tanto a los actores como al decorado. Entonces, eran decorados que estaban hechos realmente... nos planteamos hacer un avión realmente hicimos tres fuselajes muy parecidos, a cómo se hace un avión de metal. La nieve que entraba era real, mezclada con nieve falsa. Para que ellos pudiesen entrar hicimos unas plataformas que se podían mover donde ellos ¿ entraban en el fuselaje por debajo del avión. Por suerte teníamos solo actores muy jóvenes y con muchas ganas, porque realmente lo pasaron fatal.
RP.- Además de los cameos, ¿usaron elementos reales en la película que hayan estado ahí en Los Andes?
No, yo hablé con Gustavo, que es el que tiene en su casa al guardado cosas de los fallecidos y tiene mucho respeto... Sé que estaban dispuestos a dejarnos algunas cosas, pero es verdad que nosotros tampoco... Nos parecía como un poco sacrilegio. Es una película y jugar con ese tipo de cosas... Nosotros podemos reproducirlo todo, no es necesario tener un objeto real
RP.- ¿Cuánto participaron los sobrevivientes?
Realmente participaron de manera muy activa, no solamente por los cameos, pero porque siempre estaban ahí siempre. Bayona, les ha preguntado cosas durante 10 años casi y yo durante seis meses. Estaban muy involucrados y ahora creo que están muy felices de haber visto un poco un resultado... creo que ya no habrá más películas sobre los supervivientes de Los Andes porque creo que esta es la definitiva. Para ellos ha sido como muy catártico
RP.- ¿Por qué cree que la película tuvo tan buena recepción?
Creo que es la conducción de varios parámetros. Está muy bien hecha, ves un producto de tal calidad que es difícil resistirse. Es muy emocional, la música es extraordinaria. Y luego, a nivel como más conceptual creo que es muy universal. Creo que todos estamos atravesando una época rara compleja de muchos conflictos y creo que esas historias se agradecen mucho porque dan mucha confianza en el ser humano. Además, es algo que está hecho con mucha honestidad por parte de todos. Netflix, de alguna manera, ha sido muy valiente en meterse en ese proyecto que era un reto muy grande. (www.REALPOLITIK.com.ar)
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS