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Al igual que la dolarización y el ajuste a la casta, la privatización de la histórica entidad bancaria pareciera correr la suerte de las promesas de campaña incumplidas. Lejos de alejarse, Milei invierte millones en el banco y lanza un guiño a La Bancaria.
“La idea es privatizarlo. Todo lo que se pueda pasar al sector privado, lo vamos a pasar al sector privado. No tengan dudas”, aseguró Javier Milei durante una entrevista radial que brindó en el mes de enero. Se refería al Banco Nación, lo que provocó que inmediatamente el gremio La Bancaria se declarase en “alerta y movilización”.
El presidente había prometido, en efecto, durante su campaña electoral, que privatizaría tanto al Banco Central como al Banco Nación. De acuerdo a su plataforma, ambos representaban groseras distorsiones en el balance económico del país y eran un bastión de la intervención estatal sobre la economía nacional.
Incluso, el presidente Milei incluyó en su polémico DNU un artículo, el número 41, en el que propone la derogación del artículo 9 de la ley 23.696. El mismo propiciaba que los depósitos judiciales de los tribunales nacionales en todo el país debían hacerse en el Banco Nación de Argentina. Además, le otorgaba el mismo destino a los fondos en moneda extranjera de los organismos del estado nacional y empresas que pertenezcan al mismo.
Al derogar este artículo, el Banco Nación pierde la exclusividad de los depósitos judiciales y de los realizados en moneda extranjera por los organismos nacionales, lo que implica una grosera desfinanciación. La postura se interpretó como una invitación, un paso previo, a la consabida privatización.
Sin embargo, como ocurrió hasta el momento con la mayoría de las medidas que anticipó Milei durante su campaña, la privatización del Banco Nación pareciera haber quedado en anuncios vacíos y amenazas al aire. En efecto, lejos de abandonarlo, el gobierno continúa invirtiendo en el Banco Nación y hasta aumentó la cantidad de dinero que destina a la entidad bancaria.
Una de las compulsas que llamó la atención, trajo tranquilidad a los trabajadores de la entidad y dejó entrever la fragilidad de las promesas de campaña, fue la licitación pública 5626, a través de la cual se iniciarán obras para la remodelación y subdivisión de la sucursal del Banco Nación en General Urquiza, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Horas después, Milei redobló la apuesta y volvió a destinar dinero del estado al Banco Nación con dos nuevas licitaciones, las 5621 y 5623, que propone remodelaciones, reparación de veredas y hasta trabajos de pintura en las sucursales de El Bolsón y de Ingeniero Jacobacci, ambas en la provincia de Río Negro. Las completó con la licitación pública 5611, a través de la cual se comprará e instalará, a un costo de varios millones de pesos, un nuevo ascensor en la sucursal del Banco Nación de Grand Bourg.
De este modo, la privatización del Banco Nación pareciera caer rápidamente en el canasto de las promesas incumplidas de la gestión de Javier Milei. Se suman a ella, hasta el momento, la dolarización, la reducción del gasto y el ajuste sobre la casta, que pareciera estar haciendo más negocios que nunca antes. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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