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La Armada Argentina se encuentra en una encrucijada estratégica al decidir entre la adquisición de un buque anfibio y un portaaviones.
Históricamente, Argentina ha contado con portaaviones, como el ARA Independencia y el ARA Veinticinco de Mayo, que jugaron roles cruciales en la proyección de poder y defensa marítima del país. En este contexto, la oportunidad de adquirir el portaaviones italiano Giuseppe Garibaldi, próximo a ser radiado de servicio, ofrece una ventaja significativa para la estrategia de defensa nacional.
IMPORTANCIA DEL PORTAAVIONES
1. Proyección de poder aéreo y marítimo: Un portaaviones proporciona una capacidad única de proyectar poder aéreo en el mar. La presencia de una plataforma móvil de aviación mejora significativamente la capacidad de disuasión y defensa de la Armada Argentina, especialmente en la extensa plataforma continental y las Islas Malvinas.
2. Historial y capacidad operativa: El Giuseppe Garibaldi ha sido un activo estratégico para la Marina Italiana. Aunque carece de una catapulta de despegue, su capacidad para operar aviones de despegue y aterrizaje vertical (VSTOL) como el F-35B lo convierte en una plataforma versátil. Con su modernización constante, el Garibaldi puede operar en diversas condiciones, ofreciendo una capacidad de respuesta rápida y efectiva.
COMPARACIÓN CON UN BUQUE ANFIBIO
El ministerio de Defensa, bajo la dirección de Luis Petri, ha avanzado en conversaciones con Italia para la adquisición de un buque anfibio. Sin embargo, un buque de desembarco no ofrece las mismas capacidades estratégicas que un portaaviones. Un portaaviones es esencial para mantener la superioridad aérea, una lección aprendida por Brasil a raíz de la guerra de las Malvinas. Brasil ha invertido en submarinos y aviones avanzados para garantizar la defensa de sus recursos marítimos, como el yacimiento de petróleo Pelsal.
DESARROLLO DE CAPACIDADES NACIONALES
Además de la adquisición del Garibaldi, Argentina puede utilizar este portaaviones como una plataforma de transición mientras desarrolla la capacidad de construir su propio portaaviones. El astillero Río Santiago, con su larga tradición en la construcción de buques de guerra y gradas de más de 200 metros, es un candidato ideal para este proyecto. La construcción de un portaaviones nacional no solo fortalecería la defensa marítima sino que también revitalizaría la industria naval argentina, aprovechando su capital humano e infraestructura existentes.
ADQUISICIÓN DE AVIONES VSTOL
Para maximizar el uso del Giuseppe Garibaldi, Argentina podría considerar la adquisición de aviones F-35B de despegue y aterrizaje vertical. Estos aviones ofrecen una variedad de capacidades estratégicas:
- Armamento: Misiles aire-aire y aire-tierra, bombas guiadas por precisión.
- Autonomía: Radio de combate de aproximadamente 833 kilómetros y autonomía de ferry de más de 1,667 kilómetros.
- Stealth: Diseño furtivo para reducir la firma en los radares enemigos.
CONCLUSIÓN
La adquisición del portaaviones Giuseppe Garibaldi es una oportunidad estratégica que Argentina no debería dejar pasar. Ofrece una capacidad de proyección de poder crucial, mientras que la construcción de un portaaviones nacional revitalizaría la industria naval y fortalecería la defensa marítima. La incorporación de aviones F-35B complementaría perfectamente esta capacidad, asegurando que la Armada Argentina mantenga su relevancia y eficacia en el Atlántico Sur.
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