
Interior
Hay incidentes y violencia creciente por la situación.
Durante la semana se hicieron públicos una serie de incidentes en el transporte de Rada Tilly, donde en dos oportunidades, pasajeros agredieron a los conductores. El hecho más grave ocurrió cuando una familia comodorense, al descubrir que no se podía pagar con la SUBE y que el boleto había aumentado considerablemente, insultó y escupió al chofer.
Alejandro Quinteros, referente de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), explicó que "la tarjeta que utiliza Rada Tilly es interna de la ciudad y no utiliza SUBE debido a que solo recibe subsidios de la Provincia". Esta situación ha generado tensiones entre los conductores y los pasajeros, quienes a menudo insisten en subirse al colectivo sin pagar, agravando el conflicto.
Quinteros afirmó que los subsidios recortados en el interior del país han llevado a un aumento en las tarifas, dejando a los choferes en medio del enojo de los pasajeros. "Somos los trabajadores quienes quedamos en medio de esto. Nosotros paramos porque gran parte de nuestros sueldos se pagan con subsidios, pero también hacemos reclamos para la gente, porque si no estuviera esa plata los boletos serían mucho más caros. Hoy la gente ya lo está padeciendo con este Gobierno", expresó.
En el transporte de Patagonia también se presentan problemas similares. "Mucha gente sube sin saldo y no quiere pagar el pasaje. El chofer queda expuesto a tener que pedirles que paguen, más que nada por respeto a los que ya pagaron", señaló Quinteros.
El intendente Othar Macharashvili manifestó que el municipio aporta casi 1.000 millones de pesos mensuales para sostener el precio del boleto, un compromiso destacado por Quinteros. "El municipio siempre ha estado dispuesto a garantizar el servicio de transporte, a menudo cubriendo lo que la Provincia no puede. Sin embargo, llega un momento en que el Municipio también enfrenta dificultades para sostener esa carga", explicó.
Quinteros sugirió que se evalúe la presencia de efectivos policiales en algunas unidades de transporte durante las madrugadas de los fines de semana para evitar hechos de violencia, especialmente cuando los pasajeros suben al colectivo alcoholizados. "El chofer está ocho horas y no sabe con qué se va a encontrar, es mucha la presión de saber que podés recibir agravios o insultos", manifestó.
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