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Esta dinámica pone de manifiesto una falta de consenso y un posible desacuerdo en torno a la idoneidad de la medida.
En una sesión que prometía ser una mera formalidad, el Concejo Deliberante de Trelew aprobó esta mañana un incremento significativo en el precio del boleto de colectivo, que pasará de $450 a $700. A pesar del aire de rutina que envolvía la votación, la medida ha generado una serie de reacciones y cuestionamientos que reflejan una preocupación creciente sobre la desconexión entre las decisiones políticas y las realidades económicas que enfrentan los ciudadanos.
El bloque oficialista, liderado por Claudia Solís, defendió la subida del boleto como una medida necesaria para equilibrar los costos operativos, que, según ella, se ven principalmente impulsados por el personal y el combustible, los cuales representan el 50% de los gastos. Según Solís, el nuevo precio posicionaría a Trelew en una posición más equitativa dentro del contexto nacional, sugiriendo que el incremento se encuentra en línea con la inflación anual del 60%.
Sin embargo, esta justificación no ha convencido a todos. Belén Baskovc, concejal opositora, expresó su preocupación sobre la creciente deuda que se acumula con cada aumento y la falta de transparencia en la estructura de costos aprobada por el Organismo Regulador de Servicios Públicos. Baskovc cuestionó la sostenibilidad a largo plazo de estas políticas, sugiriendo que la medida podría ser un parche en lugar de una solución efectiva.
En un tono de defensa fervorosa, Rubén Cáceres criticó a la oposición por cuestionar la legitimidad del análisis realizado por el OMRESP, argumentando que los concejales de larga trayectoria deberían tener la experiencia suficiente para evaluar y aprobar estas medidas con agilidad. Cáceres insistió en que el trabajo de revisión no debería llevar más de unas horas, minimizando así las preocupaciones planteadas por sus colegas.
La votación reflejó una mayoría simple, con el edil del Frente de Todos, Daniel Asciutto, optando por la abstención y el resto de la oposición ausente en el momento de la decisión. Esta dinámica pone de manifiesto una falta de consenso y un posible desacuerdo en torno a la idoneidad de la medida.
Mientras el nuevo precio del boleto se convierte en una realidad, la pregunta persiste: ¿realmente está justificado este aumento en el contexto económico actual, o es una muestra más de la desconexión entre los funcionarios y las necesidades de los ciudadanos? La creciente deuda y la falta de claridad en la estructura de costos son temas que deberán ser abordados con mayor profundidad si se pretende lograr una solución que realmente beneficie a la comunidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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