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Con indicadores de pobreza en torno al 60 por ciento y de indigencia alrededor del 20 por ciento, el plan de ajuste brutal del gobierno de Javier Milei no cesa.
Para el mes de septiembre se definieron al menos diez aumentos que golpearán fuertemente en los ya exhaustos bolsillos de los argentinos. Mientras que los más acaudalados vieron bajar la alícuota de Bienes Personales del 2,5 al 0,5 por ciento, los trabajadores ya sufrieron la aplicación del impuesto a las Ganancias y los jubilados el veto a la modesta mejora dispuesta por el Congreso Nacional y una brutal represión en la plaza de Mayo. Pero el saqueo de la sociedad que ha implementado la gestión de Javier Milei exige siempre nuevos sacrificios, mientras que la oposición mira para otro lado. El pueblo argentino está abandonado a su propia suerte.
¿Hasta cuándo resistirá?
En el mes que se inicia están previstos nuevos aumentos en áreas vitales de la actividad social, mientras que aún persiste la duda sobre el incremento de tarifas en las treinta y una líneas de colectivos de la CABA a las que Nación anunció que le quitará el subsidio a partir de este domingo, sin transferirle los fondos respectivos. Se trata de un indicador clave que afectará la tolerancia social, y que ya ha generado graves colapsos en toda América Latina en los últimos años.
En cambio, están confirmados los incrementos en combustibles, alquileres, prepagas, tarifas de luz, gas y agua, colegios privados y peajes, y que necesariamente afectarán los índices de inflación, estacionados en los últimos tres meses entre el 4 y el 5 por ciento. Hasta ahora, el único “logro” que puede presentar Milei es el descenso inflacionario, tras haber provocado su suba inusitada en el mes de diciembre. Su estabilidad, en gran medida, está atada a que no se le dispare, pero el pésimo estado de las reservas y la destrucción del aparato productivo impulsado por el gobierno invita a preguntarse hasta cuándo podrá postergarse una devaluación que colocaría al dólar oficial en la franja entre los 1.350 y los 1.800 pesos, con su inevitable traslado a precios.
Pese a que Milei se comprometió a “cortarse un brazo” antes de subir un solo impuesto, se aplica una nueva suba del gravamen al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que impacta directamente sobre el precio del litro de nafta y gasoil. La suba de la carga significará un incremento de 12,33 pesos sobre los valores vigentes y en el gasoil 15,33 pesos; lo que significa un alza del 1,24 y 1,45 por ciento respectivamente. A esto se sumará el traslado al surtidor de la devaluación del peso del 2 por ciento mensual, por lo que, por ejemplo, el litro de nafta súper se incrementaría de 992 a 1004 pesos en la CABA.
Para los inquilinos que firmaron un contrato bajo la ley de Alquileres hay muy malas noticias: la actualización será del 243,1 por ciento. Por ejemplo, quienes venían pagando 150 mil pesos ahora deberán desembolsar 514.650. Un incremento casi imposible de afrontar.
El incremento de la luz y el gas será del 4 por ciento, mientras que las empresas de medicina prepaga implementarán un aumento de entre el 4,5 y el 5,8 por ciento. El agua, por su parte, subirá un 4,48 por ciento.
Los peajes de los accesos Norte (Panamericana) y Oeste suben un 33 por ciento promedio, por lo que la tarifa mínima se ubicará entre los 400 y 3.700 pesos, según la categoría, horario y modalidad de pago.
Los colegios privados de CABA y PBA con subvención estatal aumentan entre el 4 y el 4,5 por ciento, en los niveles inicial, primario y secundario, tanto técnico, como agrario y superior.
El personal que realiza tareas domésticas tendrá un nuevo incremento acumulativo del 4 por ciento, que se sumará al 8,5 de julio, lo que impactará necesariamente en las expensas. Tampoco el cable ni la telefonía se mantendrán al margen de los aumentos, que tendrán como piso un 4,9 por ciento.
Las subas de septiembre necesariamente impactarán en el ánimo colectivo y deteriorarán aún más los saqueados bolsillos de los argentinos, disparando los indicadores de pobreza y de indigencia a niveles desconocidos.
Ya está confirmado. El ajuste no lo pagó la casta. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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