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13 de octubre de 2024 | Internacionales

El fin de la neutralidad

El gobierno libertario envía apoyo militar a Medio Oriente en medio de la guerra entre Israel e Irán

En su reciente discurso en las Naciones Unidas, el presidente Javier Milei anunció que la Argentina abandonará la neutralidad en los conflictos que afectan a sus aliados, y especificó el caso de Israel contra Hamas, Hezbollah e Irán.

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por:
Alberto Lettieri

Confirmando el giro belicista de nuestra política exterior, que ya incluyó el envío de alimentos y de material bélico a Ucrania, el gobierno argentino ya realizó el pedido formal para integrarse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), explicitando así, con bombos y platillos para que la comunidad internacional no deje de notarlo, su claro alineamiento con Estados Unidos. Las nuevas “relaciones carnales” incluyen designaciones de funcionarios de la embajada norteamericana en el área de ciberdefensa por parte del ministro Luis Petri

Avanzando en su política de subordinación a los Estados Unidos, la Argentina también se sumó a las Fuerzas Marítimas Combinadas comandadas por Estados Unidos. El argumento de la cartera de Defensa es que "solo se trata de entrenar y conocer cómo se desarrollan las actividades de protección", aunque los especialistas advierten que determinaciones de esta clase ponen a la Argentina como posible blanco de nuevos ataques terroristas, como los registrados en la década de 1990 durante el gobierno de Carlos Menem. Al ser un país sin armamento significativo ni inteligencia eficiente, resulta un objetivo muy tentador y muy sencillo el de ser atacado sin necesidad de una gran planificación previa, con un costo cero, ya que no se encuentra en condiciones de responder a esos eventuales ataques.

Pero, tal como es habitual en la actual gestión, los funcionarios se desentienden de las consecuencias de esta política de alineamiento automático con Estados Unidos e Israel, por lo que insistió en sumarse de manera formal a las Fuerzas Marítimas Combinadas. Se trata de una fuerza militar integrada por cuarenta y seis países y está bajo las órdenes de un comandante de Estados Unidos y un vicecomandante de Reino Unido, a la que Argentina ingresó en septiembre como soldado raso, quedando así bajo la autoridad de la nación que ocupa nuestras Islas Malvinas, que para el gobierno actual no son percibidas como tales.

El objetivo de esta fuerza consiste en garantizar la circulación de parte de las vías comerciales en Medio Oriente en un contexto de guerra total. Si bien no participa directamente de los conflictos armados, tiene entre sus objetivos contrarrestar los ataques de la milicia hutí, un aliado proxy de Irán en Yemen que incrementó sus acciones sobre objetivos militares desde el inicio de la ofensiva israelí contra el territorio palestino de la Franja de Gaza.

Además, las Fuerzas Marítimas Combinadas representan a la quinta flota de Estados Unidos en Bahrein, una monarquía petrolera del Golfo Pérsico. En el ministerio de Defensa pretendieron bajar el riesgo sobre eventuales ataques terroristas sobre nuestro país, explicando que se trata de un intercambio que ya realizan otros países. Lo cierto es que la participación argentina incluye una eventual participación militar efectiva contra las fuerzas pro-iraníes en Yemen, aunque previamente se necesitaría el apoyo de un Congreso de la Nación Argentina, que hasta ahora ha oficiado como títere del gobierno de Javier Milei

En Defensa explican además: “Vamos a participar de la fuerza 150 de seguridad marítima. Tiene que ver con entrenar y conocer cómo se desarrollan las actividades de protección de líneas de comunicación naval”. "En 2025 se prevé una participación de máximo dos hombres de la Armada. Un oficial y un suboficial para entender el entorno operativo”, especifican. Cierto es que esa participación minúscula resulta suficiente para convertirnos en blanco de acciones terroristas, aunque desde el ministerio insistan en negarlo sin argumento sólido alguno.

De este modo, si bien la fundamentación oficial es que "la fuerza militar no está en contra de un X o de un Z sino que provee protección a las líneas de comunicación naval. El formato coalición de voluntad permitió establecer qué, cómo y en qué forma participar de este tipo de iniciativas”. Ya forman parte de este espacio Colombia, Ecuador y Brasil, los países latinoamericanos que participaron de este espacio que también integran Albania, Australia, Bahrein, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Djibouti, Egipto, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, India, Irak, Italia, Japón, Jordania, Kenia, República de Corea, Kuwait, Malasia, Países Bajos, Nueva Zelandia, Noruega, Omán, Pakistán, Filipinas, Polonia, Portugal, Qatar, Arabia Saudita, Islas Seychelles, Singapur, España, Sri Lanka, Suecia, Tailandia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Estados Unidos y Yemen.

La situación nacional se diferencia en un punto de la mayoría de esos países: Milei ha insistido en su decisión de trasladar la embajada argentina a Jerusalem, un territorio en disputa, y también en proclamar su alineamiento, como furgón de cola, con la política exterior de los Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña. La ayuda enviada a Ucrania y la solicitud de ingreso a la OTAN reafirman estas políticas, por lo que si bien tal vez la participación en las Fuerzas Marítimas Combinadas no sea el riesgo principal, estas otras determinaciones nos colocan en el ojo de la tormenta.

Un precio a pagar para agradar a los mercados demasiado alto para la mayoría de los argentinos, mientras que la dirigencia presuntamente opositora sigue mirando para otro lado. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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