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El trío marcó su hito en La Paternal y se suma a La Renga, Los Piojos, Ratones Paranoicos y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado entre las bandas que tocarán en canchas al cabo del 2024.
Para la agenda del rock argentino, el 2024 comenzó en enero con cuatro shows de La Renga a tope de convocatoria en la cancha de Racing de Avellaneda y terminará en diciembre con cinco recitales de Los Piojos en el Estadio Único de La Plata, todos ellos con localidades agotadas. Ambos mojones representan a la vez una tendencia especial del rock criollo en este año: la vuelta a este tipo de aforos multitudinarios, algo que parecía haberse quedado en otras décadas.
En esa línea, Divididos tocó el sábado pasado en la cancha de Argentinos Juniors y se sumó a la lista de bandas argentinas que se animaron a presentarse en un estadio de fútbol durante el año en curso. Alguien podría decir que esto no supone nada especial para la actualidad de la escena rockera doméstica, sino que se debe en verdad a la historia de una banda que ya lleva más de 35 años en activo. Que el mérito reside más en el pasado que en el presente.
Está claro que Divididos ya es un clásico, un emblema, y que su etapa de oro creativa se conjuga en tiempos verbales pretéritos: su último disco, "Amapola del 66", es de 2010, y en los 24 años que lleva este siglo sólo publicaron tres álbumes (dos de ellos, "Narigón del siglo" y "Vengo del placard de otro", se remontan a los inicios de la década del 2000).
Lo que nadie puede discutir, sin embargo, es la vigencia del combo liderado por Ricardo Mollo y Diego Arnedo: haciendo honor a su mote de "aplanadora", el trío ofrece performances de alta calidad en las que su repertorio es refrendado por una entrega artística suprema y un sonido acorde a las prestaciones técnicas de los músicos.
La muestra de esto último está en que durante el año ya habían hecho ocho shows en el Teatro Flores, su escenario porteño predilecto, y otros cinco en Obras Sanitarias. Y, a pesar de haber tocado tantas veces en Buenos Aires durante los últimos tiempos, a Divididos le queda resto para animarse a llenar una cancha. Incluso cuando, además, tienen anunciados dos recitales en el Movistar Arena para el 21 y 22 de diciembre próximos.
Todo esto se debe que leer en un contexto mayor: el rock argentino está recuperando una presencia fuerte en los estadios de fútbol, donde La Renga agotó cuatro funciones en Racing en enero pasado y luego se animó a hacer hacia mayo dos en el Único de La Plata, una regularidad inédita para la que es actualmente la banda más convocante de su rubro. Mientras que Los Piojos fue anunciando progresivamente cinco conciertos para el aforo de la capital bonaerense en diciembre, a los que debieron agregarle otros dos para febrero del año próximo. A esta agenda deben sumárseles además el concierto de Los Fundamentalistas en La Plata de junio y la celebración de Ratones Paranoicos en Vélez en septiembre.
Es cierto que el rock argentino, como cultura, se ha ido atomizando con el tiempo en expresiones menos convocantes que las de aquellas épocas de las canchas, las banderas y cierta futbolización de sus audiencias (que dejaron de ser únicamente espectadores para convertirse en auténticos fanáticos). No obstante ello, la permanencia en buena forma de bandas históricas como las anteriormente mencionadas demuestran que el rock doméstico sigue siendo una expresión interpeleadora de las masas, un verdadero movimiento popular que permanece en el corazón colectivo a pesar del paso del tiempo y del advenimiento de nuevos estilos que tensan por las representaciones culturales de la época. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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