TEA: "Las escuelas privadas tienen los recursos, pero no quieren invertir en la inclusión"

El hijo de Rodrigo Rey, Benicio, de ocho años, asiste a una escuela privada en City Bell junto a su hermana Renata. Sin embargo, según denuncias del jugador, la institución educativa se niega a renovar la matrícula de ambos, una situación que no es nueva para Rosy Boffa, quien recordó haber vivido una experiencia similar con su hijo Lorenzo hace diecisiete años.

Un sistema que excluye

“Con el caso de Rodrigo Rey estoy reviviendo lo que me pasó en el 2007 con Lorenzo, que tiene 28 años y fue diagnosticado con déficit de atención con hiperactividad y dislexia. Una escuela privada de City Bell, donde cursaba cuarto grado, decidió no renovarle la matrícula, a pesar de los acuerdos previos”, relató Boffa.

Según explicó, habían convenido con la institución implementar un Proyecto Pedagógico Individual (PPI) en colaboración con una escuela especial, para adaptar la educación de Lorenzo a sus necesidades. “Aunque había avances y el equipo interdisciplinario lo confirmaba, la escuela decidió unilateralmente que no podía seguir allí”, lamentó.

Falta de preparación y voluntad

Boffa enfatizó que muchas escuelas privadas, pese a contar con los recursos necesarios, no invierten en gabinetes psicopedagógicos ni en profesionales capacitados para abordar las necesidades de los estudiantes con discapacidad. “Hoy en día, no es difícil acceder al conocimiento sobre las estrategias que benefician a estos chicos, pero el argumento recurrente es que no están preparados. La realidad es que no quieren prepararse”, aseguró.

Además, cuestionó la falta de empía de las instituciones educativas: “Los padres tampoco estábamos preparados, pero nos adaptamos y buscamos las herramientas. Lo mínimo que podrían hacer las escuelas es comprometerse en generar espacios inclusivos”.

El impacto emocional en las familias

La entrevistada también hizo hincapié en el impacto que estas decisiones tienen en las familias. “Cuando te dicen que tu hijo no puede continuar en la escuela, es como si te tiraran una bomba en el hogar. Al principio, no sabés cómo seguir, pero aprendés a pelear por sus derechos. Sin embargo, es desgastante y muchas familias terminan resignándose”, confesó.

Finalmente, Rosy Boffa hizo un llamado a la reflexión y acción conjunta: “Es fundamental que las escuelas, tanto públicas como privadas, asuman su rol en la inclusión. La educación no es un privilegio, es un derecho. Las instituciones educativas tienen que dejar de mirar para otro lado y comprometerse con las familias”. (www.REALPOLITIK.com.ar) 

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