
Cultura
Años de promesas rotas y un estado cada vez más grande han llevado a un hartazgo generalizado que ahora busca canalizarse en La Libertad Avanza como una solución real para frenar el populismo y devolver el poder a los ciudadanos.
Durante décadas, sectores políticos como el kirchnerismo han ido mutando sus consignas y nombres con la única intención de perpetuarse, sin asumir la responsabilidad por los problemas que ayudaron a crear. Hoy parte de los populistas del Frente de Todos vuelven bajo el nombre de “Derecho al Futuro”, prometiendo más subsidios y protección, cuando en realidad representan la continuidad de una casta que vive de los recursos que toma de la gente. A cambio, los bonaerenses enfrentan una inseguridad que convierte las calles en zonas peligrosas a cualquier hora, impuestos desmesurados que ahogan al que trabaja y una burocracia gigantesca que no brinda soluciones.
El ideal que se presenta desde el oficialismo bonaerense no es más que una fachada para prolongar un modelo fallido, creando ministerios que se superponen, fomentando el clientelismo y sosteniendo un andamiaje de paritarias y cortes de calle que complican aún más la vida cotidiana. Mientras tanto, la ciudadanía sufre. La esperanza radica en un estado chico, que realmente cumpla con lo esencial: cuidar la seguridad, facilitar el progreso de quien emprende y trabaja, y dejar de expoliar a quienes generan valor. Esa es la propuesta de La Libertad Avanza quien conduce en la provincia de Buenos Aires Sebastián Pareja, para marcar de forma contundente la voluntad de terminar con el populismo y apostar por la libertad como motor de crecimiento.
Cuando hablamos de reducir el estado, no es para desproteger a las personas, sino para usar con eficiencia los recursos. Bajando impuestos, los emprendedores y las pymes pueden florecer, generar empleo y dar a cada familia la oportunidad de crecer sin depender de subsidios o planes.
Garantizando la seguridad, recobramos la confianza de que las calles pertenecen a la gente honesta, y no a los delincuentes que, amparados por la complicidad o la ineficiencia del poder, se sienten impunes. Devolviéndole a la sociedad su derecho a vivir sin miedo y a emprender sin trabas, se reconquista la dignidad.
En contraposición, el “Derecho al Futuro” con el que el kirchnerismo busca reposicionarse no es más que otro rótulo. Se presenta como algo innovador, pero detrás están los mismos nombres, las mismas prioridades cambiadas y los mismos resultados escasos. El estado desordenado, los ministerios inflados, los patrulleros rotos, las calles en mal estado y los trámites eternos siguen siendo el pan de cada día. Mientras tanto, aquellos que proclaman ser los salvadores insisten en permanecer en el poder, y lo hacen aprovechándose del temor y la necesidad de una ciudadanía que, hasta ahora, no encontraba una alternativa sólida. Sin embargo, hoy las encuestas y el clamor social muestran que la sociedad está dispuesta a apostar por un rumbo totalmente distinto: uno donde no se nos regale nada, pero tampoco se nos quite todo con tal de mantener estructuras políticas ineficientes.
Las mayorías ya eligieron cambiar cuando dieron su voto al presidente Javier Milei a nivel nacional, y ese impulso renovado se siente en la provincia. Los bonaerenses que desean seguridad, un trabajo digno y la oportunidad de progresar sin tener que escapar de los impuestos saben que el modelo de estado enorme y paternalista ya no da para más. Por eso, tiñéndose de violeta, tantas voces se unen a La Libertad Avanza, demandando que se cumpla lo que un gobierno verdaderamente limitado y responsable debería hacer: servir al ciudadano, en lugar de servirse de él. No son promesas vacías, sino la convicción de que, con menos burocracia y menos presión fiscal, la rueda de la economía comenzará a girar a favor del que emprende y del que trabaja. Con una policía mejor equipada y un Poder Judicial que castigue al delincuente, las familias podrán caminar sin miedo por sus barrios. Y con una visión clara de austeridad, los fondos públicos se destinarán donde realmente hacen falta, en vez de diluirse entre cargos políticos y estructuras sin sentido.
Ese es el verdadero derecho al futuro: uno en el que se recupere la confianza en la libertad, en el esfuerzo personal y en la fuerza de la sociedad cuando no se la ata con trabas y regulaciones excesivas. Los intentos del kirchnerismo de reinventarse con promesas de protección social y nuevos planes solo buscan volver al poder a costa de repetir la historia de fracasos. La gente ya está cansada de eslóganes. No se trata de que el estado desaparezca, sino de que se ajuste a su deber elemental: custodiar los derechos y la propiedad, brindar seguridad y asegurar un marco estable donde cada uno pueda labrar su destino.
La provincia de Buenos Aires, con toda su riqueza cultural y humana, merece un gobierno que apueste por ella sin forzarla a sostener un aparato político insaciable. Por eso, desde cada rincón del territorio, cada vez más voces eligen bajar impuestos, reducir ministerios y enfocarse en la verdadera prioridad: la prosperidad de quienes habitan este suelo.
Es el momento de decirle “basta” a un populismo que, mientras habla de sueños colectivos, mantiene a tantos bonaerenses con miedo y en la pobreza. Vestirse de violeta es hoy la forma más clara de gritar que queremos ser libres, responsables y dueños de nuestro futuro. Una sociedad sin miedo, con un gobierno al servicio de la gente, es el horizonte que se vislumbra cuando dejamos de creer en promesas huecas y nos animamos a un cambio profundo.
La Libertad Avanza representa esa apuesta: un proyecto que no regala ilusiones, sino que propone un camino basado en la confianza en las personas y en el desarrollo genuino de la provincia más grande del país. El momento es ahora, y La Libertad Avanza se alza como el símbolo de una transformación que tanto se ha esperado.
(*) Fernando Arrieta es auditor y especialista en normas internacionales.
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