
Cultura
Su defensa ante Sofovich en la TV menemista se volvió referencia para entender los 90' en Argentina: jubilados, protestas, represión, la necesidad de sostener un régimen a través de las pantallas y los referentes populares que incomodan al consenso artificial.
La charla fue tensa de principio a fin. Como en una partida de naipes, nadie se animaba a sacarle la mirada al otro. Hasta que Gerardo Sofovich hizo un ligero movimiento y Norma Plá lo detectó: el conductor de "Polémica en el bar" había levantado la vista para otearle la cabellera.
— "No me mire la peluca, porque este pelo es mío"— lo punzó Plá con una carcajada fuerte y ácida.
— "Le estaba mirando los ojos, le iba a decir 'qué lindos ojos tiene', pero usted seguramente lo iba a tomar a mal"— quizo contragolpear Sofovich.
Aunque ya era tarde: todos los que estaban en el estudio principal de ATC, unas treinta personas, sintieron el impacto. El inesperado silencio fue barrido con unas risas más propias de la incomodidad que de la gracia. Y la atmósfera se cargó aún más.
En una protesta de jubilados frente a la Sociedad Rural, un policía sin identificación la había dejado pelada de un manotazo: en ese entonces Norma Plá sí usaba una peluca porque se estaba sometiendo a un tratamiento de quimioterapia. El bisoñé acabó en el piso en una escena humillante y ella luego acusó públicamente a los "batatas", una fuerza de choque que no tuvo reparos en golpearla tal como hicieron otras veces con otros tantos en las diversas movilizaciones de jubilados que protagonizó.
Lejos de asustarse, Norma jamás retrocedió ante esa violencia del estado. La que le propinaban con los ajustes en sus haberes y con las represiones en las protestas. Lo pagó con su vida: acusó que el cáncer de mama que la terminaría llevando a la muerte el 18 de junio de 1996 fue producto de una de esas palizas.
Probablemente Norma Plá haya sido la única invitada en toda la historia del ciclo "Polémica en el bar" que no fue recibida con aplausos, tal como hicieron, por ejemplo, con el entonces presidente Carlos Menem, a quien Sofovich y toda su claque le festejaban hasta la respiración. A ella, en cambio, la hicieron entrar al estudio para sentarla en la mesa y, sin preámbulos, comenzar a atorarla desde todas las sillas. La intención parecía ser la de exponerla a contradicciones y llevarla al desliz del ridículo. No se pudo.
¿Desde qué perspectiva podemos "interpretar" a los 90's?¿Cuáles fueron sus marcas éticas y estéticas? ¿Qué huellas definen esos años? Con sus protestas iniciales frente al Congreso de la Nación (luego mudadas a Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales), Norma Plá inauguró el corte de calle como mecanismo sostenido de reclamo y visibilidad. Y despojó al jubilado de la caracterización de "clase pasiva" al ubicarlo como un actor que, en su lucha por una recomposición digna de haberes, también peleaba por instalar sus demandas en la agenda pública.
El recorte de época sería incompleto sin esa mujer que nació, vivió y murió en San José, un barrio humilde de Lomas de Zamora que solo abandonaba para subirse al Ferrocarril Roca y dirigirse a donde fuera que ella y sus seguidores decidieran agitar la calma escenografiada de los años de convertibilidad artificial. Porque conflictos había en cada esquina, el tema es que no todos cabían en la gran dadora de sentido de esa década: la TV.
Curiosamente, la figura de una de las más férreas combativas del menemismo se multiplicó como consecuencia de una de las tantas medidas cuestionadas de ese gobierno: la privatización de servicios del estado. Que, entre otros, incluyó a los canales de tele abierta, instancia previa de la TV por cable que expandió aparatos a lo largo de todo el país bajo regímenes privados.
De esa forma, se multiplicaba en las pantallas de los hogares de Argentina la imagen de Plá tomando el PAMI, trepando las rejas del Congreso, quemando la bandera del Reino Unido en la puerta de la Embajada Británica, manotéandole la gorra a un Policía, haciéndole sacar patéticas lágrimas de cocodrilo a Domingo Cavallo o tirándole chorizos a los seguidores del ministro de Economía en una protesta frente a su departamento de Avenida del Libertador.
Ahora Norma Plá es bandera de resistencia para muchos. En esos tiempos, la primera que la entendió fue la cultura punk argentina de los 90', expandida hacia los cordones suburbanos: "Prendo la TV y lo único que veo: a los jubilados peleando sus derechos" cantaban los 2 Minutos desde Valentín Alsina, entre fábricas abandonadas y vahos de riachuelo, no muy lejos del barrio San José de Lomas.
Su defensa de barricada en "Polémica en el bar" se convirtió en un video de culto: promediando 1994, el menemismo vivía su primavera para unos pocos, frivolizando la política con pizza y champagne más el blindaje mediático que tenía en Gerardo Sofovich a uno de sus principales escuderos. El ex interventor de ATC había comenzado la entrevista diciendo que "vamos a tratar de tener un diálogo ordenado, porque queremos escucharla". Puro cinismo: a eso le sobrevino una hora de violencia simbólica y explícita.
A Norma Plá le quedaban dos años de vida. Pero aún había músculo y corazón para pechearle al conductor y y a su elenco, en el que se encontraban los periodistas Hubo Gambini y Raúl Urtizberea. El humorista Rolo Puente, en cambio, parecía perdido: hasta cometió el desatino de preguntarle casi inocentemente sobre los "batatas" ante la mirada tétrica de Sofovich, quien sabía la respuesta y por eso miraba más allá de las cámaras buscando auxilio.
Durante noventa minutos se sucedieron provocaciones, burlas y algunas manos cerca del rostro de Plá. Luis Beldi, el más olfa de la mesa, puso en duda su representatividad popular y le gritó que fuera a recorrer las calles. Norma, que para ese entonces ya había recorrido calles, trenes, barrios, plazas y palazos, le devolvió una risa inolvidable. Que no era de miedo: era de lástima. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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