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6 de marzo de 2025 | Internacionales

Ucrania

De los cuadriláteros al poder: El ascenso de Vitali Klichkó en Kiev

Vitali Klichkó, alcalde de Kiev, representa una alternativa pragmática a Volodímir Zelenski, priorizando la autonomía y estabilidad en Ucrania.

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por:
Anderson N. Riverol

El alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, es una de las figuras más prominentes de la política ucraniana contemporánea. Su trayectoria abarca desde su exitosa carrera en el boxeo hasta su papel en algunos de los eventos más críticos del país, incluyendo el Euromaidán de 2014 y la actual guerra con Rusia. A lo largo de los años, su liderazgo ha estado marcado tanto por logros como por controversias, en especial su relación con el presidente Volodímir Zelenski, con quien ha mantenido una no convencional tensión política.

De campeón mundial a líder político

Vitali Klichkó nació el 19 de julio de 1971 en Belovodskoe, Kirguistán, entonces parte de la URSS. Hijo de un oficial militar soviético, vivió en diversas regiones del bloque socialista antes de establecerse en Ucrania. Su incursión en el boxeo lo llevó a la élite del deporte mundial, convirtiéndose en campeón de peso pesado y acumulando un récord de 45 victorias, 41 de ellas por nocaut. Su disciplina y notoriedad le otorgaron una imagen de liderazgo que luego trasladaría al ámbito político.


Belovodskoe, cuna de Vitali Klichkó.

En 2005, Klichkó ingresó en la política al unirse a la oposición liderada por Víktor Yúshchenko. En 2010, fundó el partido Unión Democrática por la Reforma (UDAR), con el que promovió una alternativa a la vieja política ucraniana y a la clase política tradicional. Aunque su popularidad era innegable, su falta de experiencia y conocimiento técnico en gestión pública generaron escepticismo sobre su capacidad de liderazgo.

El papel de Klichkó en el Euromaidán de 2014

En noviembre de 2013, el presidente Víktor Yúshchenko suspendió la firma del acuerdo de asociación con la Unión Europea, desatando un movimiento de protesta masivo en Kiev, conocido como el Euromaidán. Klichkó emergió como una de las figuras opositoras más visibles, movilizando a la ciudadanía y participando en negociaciones clave con el gobierno de Yúshchenko. Entre las conversaciones más destacadas, se reunió con el presidente el 21 de febrero de 2014, junto con otros líderes de la oposición, en un intento de alcanzar un acuerdo político que evitara una escalada de violencia. A pesar de las concesiones obtenidas, como la promesa de elecciones anticipadas y la reducción de poderes presidenciales, estas resultaron insuficientes para apaciguar las protestas, lo que finalmente llevó a la caída del gobierno. No obstante, su liderazgo no fue siempre bien recibido; algunos sectores lo percibían como vacilante o insuficientemente radical en comparación con otros actores de la oposición.


Una postal del Euromaidán.

La crisis alcanzó su punto álgido en febrero de 2014, cuando la represión policial dejó un saldo de más de cien muertos. Finalmente, el 22 de febrero, Yúshchenko huyó a Rusia y el Parlamento instauró un gobierno interino respaldado por Occidente. Klichkó, aunque no asumió un rol ejecutivo, consolidó su influencia política al asegurar su elección como alcalde de Kiev en junio de 2014. Su alianza con Petró Poroshenko le permitió mantener una posición de poder en la administración local, mientras fortalecía su imagen como líder independiente. Además, su gestión en la capital le proporcionó una plataforma desde la cual pudo proyectar su influencia a nivel nacional, estableciendo una base política sólida para el futuro.

Klichkó y la guerra en Ucrania

Tras la revolución, Klichkó cedió sus aspiraciones presidenciales a Petró Poroshenko, quien fue elegido en mayo de 2014. A cambio, obtuvo respaldo para su candidatura como alcalde de Kiev, cargo que asumió en junio de ese año y ha mantenido hasta la actualidad.

El 24 de febrero de 2022, con el inicio de la invasión rusa a gran escala, Klichkó adoptó un papel activo en la defensa de la capital. Desde los primeros días del conflicto, se le vio supervisando refugios antiaéreos y emitiendo llamados a la resistencia. Su liderazgo durante la guerra ha sido reconocido, pero también ha generado críticas sobre la preparación de la ciudad ante los ataques. En particular, durante el invierno de 2022, Kiev enfrentó una crisis energética debido a los ataques rusos a la infraestructura crítica. Volodímir Zelenski acusó a la administración de Klichkó de una respuesta ineficaz, señalando problemas en la distribución de generadores y en la coordinación con el gobierno central. Medios como The Kyiv Independent y Reuters reportaron que la ciudad experimentó cortes prolongados de electricidad y calefacción, lo que intensificó el malestar entre los ciudadanos. Klichkó respondió denunciando la falta de cooperación del gobierno nacional y argumentando que los recursos fueron insuficientes para atender la crisis de manera óptima, lo que subrayó las crecientes tensiones entre ambos líderes.

Dos estilos de gobierno: Zelenski y Klichkó

A medida que la guerra se prolonga, la relación entre Klichkó y Zelenski se ha vuelto cada vez más tensa, revelando diferencias profundas en sus enfoques de liderazgo. Mientras Zelenski ha apostado por una centralización del poder, apoyándose en el respaldo internacional y en la movilización de la comunidad global, Klichkó ha defendido un modelo basado en la autonomía local y la descentralización administrativa.


Vitali Klichkó.

Esta diferencia de enfoques ha derivado en disputas públicas sobre la gestión de la guerra, la reconstrucción del país y el acceso a los recursos internacionales. La administración de Zelenski ha sido criticada por su tendencia a marginar a figuras clave en la toma de decisiones y por su dificultad para coordinar eficazmente con los líderes regionales, un problema que se evidenció en crisis como la energética de 2022. Además, su reciente confrontación con aliados vitales como Donald Trump y J.D. Vance ha puesto de manifiesto la fragilidad de su posición en el ámbito diplomático, evidenciando una fractura en el liderazgo ucraniano.

Conclusión

El futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de sus líderes para gestionar la guerra y la reconstrucción con visión estratégica. La administración de Zelenski, aunque ha logrado consolidar el apoyo internacional, enfrenta cuestionamientos internos por la centralización del poder y la falta de coordinación con gobiernos locales. En este contexto, Klichkó se presenta como una figura con experiencia en gestión, capaz de ofrecer un modelo basado en la descentralización y la eficiencia administrativa.

Si Ucrania aspira a una paz sostenible y una administración más efectiva, es necesario considerar un liderazgo que no dependa únicamente del respaldo externo, sino que fortalezca sus propias instituciones. Klichkó ha demostrado su capacidad para gobernar en momentos de crisis y podría desempeñar un papel clave en la estabilización y reconstrucción del país. Su enfoque pragmático y su visión menos centralista pueden representar una alternativa viable en un momento de incertidumbre. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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