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Sin mucho rumbo fijo y con el cronograma electoral a la vuelta de la esquina, el radicalismo dejó de tener el sólido estilo de cuerpo unificado que al menos solía aparentar años atrás y cada dirigente ensaya su plan para recorrer el mejor camino para satisfacer su camino individual.
Tan sólo bastan algunos ejemplos como para resaltar que, en este contexto de elecciones, sumado a la libertad individual de cada dirigente para ir hacia un sitio que le asegure un futuro feliz, pareciera que “todo vale”. Esto sucede en un contexto bastante complicado con el principal distrito, como es la provincia de Buenos Aires, en un estado de virtual acefalía, con el riesgo de una intervención y con autoridades de transición que dificilmente puedan tomar decisiones con incuestionable legitimidad para decidir siquiera la agenda de la semana que viene.
Sin el aporte del emblemático comité provincia de la Unión Cívica Radical, otro distrito que motiva y mucho la atención es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No sólo porque es la ciudad donde vive el presidente del comité nacional, Martín Lousteau, sino porque en breve se realizarán allí las elecciones legislativas, iniciando el cronograma electoral anual casí en simultaneo con las elecciones para convencionales constituyentes de Santa Fe.
La Ciudad Autónoma parece ser una muestra del caótico cuadro de situación del radicalismo, con distintas jugadas que se van advirtiendo y que marcan una pausa en definiciones a largo plazo sobre doctrinas, formación militante y proyección del partido a largo plazo. Y esto es porque hay que cubrir necesidades más domésticas y mundanas.
Por ejemplo, el propio Martín Lousteau, sin demorar un instante y sin esperar a una convención nacional que prescriba las pautas directrices, ya decidió el atajo más conveniente, al menos para su entorno, dado que conformó el frente Evolución junto con otros partidos afines a un sentimiento progresista como es el socialismo -tal vez con Roy Cortina a la cabeza-, el GEN -Margarita Stolbizer- y ciudadanos independientes.
Así, Lousteau parece volver a sus fuentes y a su estado “preradical” de cuando había conformado partidos políticos como SUMA u otros experimentos políticos como fue hace unos años el Acuerdo Cívico o UNEN.
Con este planteo es bueno analizar la fortaleza de su sociedad política con el exdiputado nacional y actual vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Emiliano Yacobitti y ganar para su terreno a gran parte de la tropa militante del comité con sede en calle Tucumán, como es el caso de distintas líneas del sector más progresista del centenario partido.
También hay que ver como juega en todos estos días la diputada Carla Carrizo -a quien se le vence el mandato este año-; el exlegislador porteño Leandro Halperín y el dinámico dirigente de la Juventud Radical porteña, Agustín Rombolá, muy inquieto en los últimos días patrocinando en tribunales a los afectados por la criptoestafa $Libra.
Otro que espera por su suerte, aunque suele tener estilo y habilidad para generar su proyección, es el diputado nacional, Martín Tetaz, platense de nacimiento, quien parece que deberá esforzarse a partir de cierto alejamiento de su otrora padrino político Emiliano Yacobitti.
Tetaz vive, a su modo, una interesante transición, en la cual quiso hacer una suerte de férreo radicalismo opositor pero paulatinamente viró hacia una suerte de oposición responsable y no estaría encontrando lugar en algún esquema que lo ubique en la continuidad de una alianza con el Pro -cada vez más endeble- o ponerse una peluca y rastrear alguna vacante a salir en las listas que procure abrir La Libertad Avanza.
De lo contrario, por su condición de bonaerense nativo, buscará también algún hueco en una supuesta coincidencia que el centenario partido pueda hacer con los libertarios si es que se impone la propuesta del sector de Maximiliano Abad y Daniel Salvador, hipótesis que está complicada de concretarse por el momento.
Si prospera el revestimiento frentista de la UCR, el partido se beneficiará parcialmente porque estaría reteniendo bancas en distintos frentes parlamentarios como es la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, quedando muy distante y difícil la posibilidad de repetir la senaduría nacional que deja Martín Lousteau en diciembre próximo.
La metodología frentista es la única posibilidad, por el momento, a la que puede aspirar el centenario partido en un distrito que históricamente le ha sido muy positivo. Pero con el cambio generacional parece disiparse notablemente esa influencia. Es que en el distrito porteño no hay una situación muy alejada de la crisis de identidad y de seguimiento de un partido que fue protagonista y hoy busca extender su protagonismo o en el escenario político nacional. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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