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El episodio, lejos de ser un hecho aislado, vuelve a exponer la vulnerabilidad de las localidades del norte salteño ante los embates climáticos y la falta de infraestructura adecuada.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y su equipo de trabajo quedaron aislados en un paraje del departamento de Rivadavia luego de realizar tareas de asistencia en comunidades afectadas por la crecida del río Bermejo. El episodio, lejos de ser un hecho aislado, vuelve a exponer la vulnerabilidad de las localidades del norte salteño ante los embates climáticos y la falta de infraestructura adecuada.
Durante la jornada, Sáenz supervisó la entrega de ayuda humanitaria y coordinó acciones de emergencia para atender a las familias damnificadas por las intensas lluvias y el desborde del río. Como parte del operativo, la comitiva oficial se trasladó a las zonas más afectadas para evaluar de primera mano la situación. Sin embargo, el fuerte caudal del Bermejo interrumpió los accesos, dejando varado al mandatario y su equipo.
A pesar de la dificultad para retornar, Sáenz aseguró que permanecerá en el lugar hasta que se restablezcan las condiciones de tránsito, reafirmando su compromiso con los salteños en momentos críticos. Sin embargo, la emergencia también abre interrogantes sobre la previsión y capacidad de respuesta ante estas recurrentes crisis.
Desde el Gobierno provincial continúan los operativos de asistencia, con articulación de recursos nacionales para mitigar el impacto del temporal. No obstante, persisten las críticas por la falta de obras de infraestructura que eviten que estas situaciones se repitan año tras año, afectando a miles de familias en una de las regiones más postergadas de la provincia. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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