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Uriel Miralles, especialista en biología sintética y CEO de BioSpi, junto a Jeremías Conrero, técnico en mecatrónica y director de operaciones de la misma empresa, dialogaron con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre los desafíos y avances de la biotecnología en Argentina, su experiencia internacional y su innovador enfoque.
Uriel Miralles explicó que el foco de BioSpi está en utilizar el dióxido de carbono como un recurso clave para alimentar un microorganismo, la espirulina, capaz de convertir este gas en bioactivos: "Nuestra visión está puesta en utilizar el dióxido de carbono para alimentar un microorganismo y hacerlo crecer para producir diferentes productos, como enzimas, proteínas terapéuticas, insulina o vacunas".
Por su parte, Jeremías Conrero señaló que la empresa busca equilibrar eficiencia, escalabilidad y sostenibilidad: "Mayormente siempre se busca la eficiencia y la escalabilidad, pero no se mira mucho el lado de la sostenibilidad. Con Uriel vimos la oportunidad de desarrollar un proceso industrial con menor huella de carbono".
En comparación con otras soluciones existentes, Miralles destacó que la espirulina presenta ventajas significativas: "Crece más rápido que las plantas y otras microalgas, y se asemeja al crecimiento de una bacteria. Además, puede ser cultivada a cielo abierto a gran escala, lo que facilita la escalabilidad y sostenibilidad del proceso".
Según el experto, la eficiencia de la fotosíntesis de la espirulina es ocho veces mayor que la de una planta, lo que la convierte en una solución viable y altamente productiva.
BioSpi comenzó en un laboratorio improvisado en la casa de Miralles, pero ahora busca dar el salto a un espacio más profesionalizado. "Estamos en la etapa de prueba de concepto, donde buscamos demostrar que podemos producir bioactivos en un laboratorio estandarizado", explicó el CEO. En este proceso, buscan inversores ángeles, empresas o instituciones que deseen colaborar en el desarrollo de productos sostenibles.
Uno de los mayores desafíos es cumplir con las normativas de biotecnología, especialmente en el cultivo a cielo abierto de microorganismos modificados genéticamente. "Dentro del diseño genético hemos incorporado mecanismos de seguridad que funcionan como llaves de encendido y apagado, evitando posibles impactos ambientales", aclaró Miralles.
Con una combinación de ciencia, tecnología e innovación, BioSpi busca posicionarse como líder en la biomanufactura sostenible. "Nuestro objetivo es producir bioactivos de forma eficiente, escalable y sostenible, usando un recurso que hasta ahora no se estaba aprovechando", aseguró Miralles.
"En este contexto económico global, la biotecnología enfrenta desafíos. He leído recientemente que las inversiones en este sector han bajado a nivel mundial, lo que hace aún más difícil llevar una idea al mercado", afirmó Conrero, haciendo referencia a las dificultades actuales para avanzar con su proyecto. "El mayor reto que enfrentamos es la obtención de inversión. Sin una prueba de concepto, es complicado acceder a los fondos necesarios", añadió.
Ambos coincidieron en que la clave para avanzar en el desarrollo de su tecnología radica en la creación de equipos sólidos y bien comunicados. "Nosotros somos tres, pero estamos distribuidos en distintas provincias: Córdoba, San Luis y Rosario. A pesar de la distancia, nos mantenemos en constante comunicación", destacó Conrero.
Respecto a sus logros, Miralles destacó que el equipo ha recibido validaciones a través de programas internacionales y mentores destacados, lo cual les ha permitido continuar con sus investigaciones. "Estuvimos en la conferencia mundial de biología sintética en París, un hito para nosotros", indicó Miralles, quien también comentó que su participación en el programa IB50K y en otras aceleradoras les ha dado la oportunidad de mejorar su propuesta y presentar proyecciones financieras claras.
BioSpi, una empresa dedicada a la biología sintética, utiliza tecnologías como la inteligencia artificial y las ciencias de datos para avanzar en sus investigaciones. "La biología sintética es como programar una computadora. Vemos a la célula como una máquina que podemos programar y modificar para realizar tareas específicas", explicó Miralles. "Utilizamos inteligencia artificial para optimizar nuestros procesos y encontrar soluciones más rápidas", agregó.
Uno de los proyectos más innovadores de BioSpi es la creación de una vacuna oral a base de espirulina, que podría revolucionar la forma en que se tratan las enfermedades en granjas avícolas. "Detectamos una bacteria resistente a los antibióticos que estaba afectando a las aves en granjas avícolas. Nuestra solución es una vacuna alimentaria que refuerza el sistema inmune de los pollos, eliminando la necesidad de antibióticos", explicó Conrero, resaltando el impacto potencial de esta tecnología en la salud animal y el medio ambiente.
Además, los cofundadores de BioSpi contaron cómo se conocieron y comenzaron a trabajar juntos. "Nos encontramos en un programa de emprendedores en 2021. Desde ese momento, comenzamos a colaborar en la idea de Uriel sobre las microalgas, y a pesar de la distancia, seguimos trabajando de forma virtual", relató Conrero.
Ambos destacaron que uno de los mensajes clave para los jóvenes emprendedores es que no es necesario abandonar el país para tener éxito. "La solución está acá. Es fundamental tener curiosidad, flexibilidad y empatía para formar equipos. Con las herramientas adecuadas, se pueden lograr grandes avances", concluyó Miralles. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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