La fascinación del intendente de General Rodríguez y su esposa por los vehículos de alta gama

El intendente de la municipalidad de General Rodríguez, Mauro García, y su esposa, Silvia Figueiras, parecen tener una debilidad por los autos de alta gama. La reciente adquisición por parte de esta última de un Toyota Yaris XLS Pack 1.5 CVT, valuado en aproximadamente 30 mil dólares, vuelve a poner en foco la contradicción entre el discurso y la acción del matrimonio político.

Para colmo, en el transcurso de cuatro meses, Figueiras acumula unos 653 mil pesos de multas vencidas, que, aunque notificadas, nunca fueron pagadas.

Figueiras, quien actualmente es concejal por el Frente de Todos y fue puesta en ese lugar por su propio marido, no depende de un solo salario del estado, sino de dos. Lo mismo ocurre con Mauro García. Es que, según pudo constatar este medio, además de su cargo en la municipalidad, el matrimonio también percibe sendos ingresos de la dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires.

Bajo esta modalidad, la pareja desarrollo un llamativo fetiche por los vehículos de alta gama. Solo en los últimos cinco años, el intendente Mauro García ha sumado a su colección al menos tres costosos automóviles:

• Ford Bronco Sport Wildtrak 2.0L (patente AF148KD).
• Toyota Hilux 4x4 C/S DX 2.4 TDI 6 M/T (patente AD821KF).
• Ford T 1927 (patente AE733KI).

La promesa de trabajar ad honorem

La afición del intendente y su esposa por los vehículos costosos también pone en tela de juicio una promesa hecha en diciembre de 2019. En ese entonces, García anunció que tanto él como más de cien integrantes de su gabinete renunciarían a sus honorarios como un gesto solidario ante la crítica situación económica del municipio.

“Esta medida solidaria de la dirigencia política del municipio es en respuesta a la difícil situación económica de General Rodríguez, que supera los 40 millones de déficit”, aseguraban en su momento desde la administración local. García declaraba que el objetivo de la medida era garantizar el pago de sueldos y bonos estipulados para los trabajadores municipales.

Cinco años después, la realidad muestra otra cara: lejos de las renuncias a los honorarios, el matrimonio político disfruta de costosos vehículos financiados por ingresos provenientes del erario público. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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