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El politólogo y director del laboratorio de Políticas Públicas Hacia la Cuestión Malvinas de la Universidad Nacional de La Plata, Federico Gómez, visitó RADIO REALPOLITIK FM y analizó el rol de la juventud argentina frente a la causa Malvinas, al tiempo que reflexionó sobre la necesidad de visibilizar el tema más allá de las fechas conmemorativas.
Federico Gómez describió cómo cada año, la semana del 2 de abril se convierte en un cúmulo de actos y movilizaciones en torno a la causa, pero criticó que la atención social e institucional se concentre únicamente en esa fecha. “Soy un férreo defensor de construir una mirada donde Malvinas no sea algo que aparece solamente en la semana del 2 de abril. Hay que tener presente Malvinas todo el año”, remarcó.
Además, recordó que el 2 de abril es el día del Veterano y de los Caídos en la guerra, y no el “día de Malvinas”, subrayando la necesidad de revalorizar esa fecha en su sentido más profundo: el homenaje a los combatientes. “Ese día tiene que estar reservado para ellos. El trabajo por Malvinas, por la soberanía, por la memoria, tiene que sostenerse el resto del año”, puntualizó.
Uno de los puntos más destacados de la entrevista fue el análisis del vínculo entre las nuevas generaciones y la Causa Malvinas. Gómez reconoció un desinterés creciente entre los jóvenes, a quienes la guerra les resulta tan lejana como los conflictos mundiales del siglo pasado. “Para muchos chicos, Malvinas está tan lejos como la segunda guerra mundial. Y eso es un desafío: ¿cómo hacemos para que los jóvenes se apropien de Malvinas?”, se preguntó.
Desde su visión, parte del problema radica en el sistema educativo, que calendariza el tema solo durante abril. Pero también apuntó a una falta de conciencia cívica general. “No hay crítica, no hay intromisión, no es agenda. Y eso se siente como una pérdida de soberanía”, lamentó.
A pesar de este diagnóstico, rescató que hay sectores —sobre todo en ciertas regiones del país— donde la causa sigue viva: “En lugares como la Patagonia, el tema Malvinas moviliza todo el año, porque vivieron la guerra de una manera distinta. Lo mismo pasa en algunas ciudades del sur bonaerense”.
Uno de los momentos más potentes de la entrevista fue cuando el politólogo de la Universidad Nacional de La Plata cuestionó el clásico lema que sostiene que “Malvinas nos une”. “Creo que Malvinas no nos une. Es un eslogan, casi una verdad de perogrullo. Los argentinos deberíamos unirnos por Malvinas, pero no lo hacemos. Y cuando se intenta usar la causa como un dispositivo de unidad nacional, puede generar el efecto contrario”, explicó.
Para el especialista, la memoria y la soberanía no se construyen desde lo discursivo, sino con políticas públicas sostenidas y educación. “Malvinas debe servir para pensar más democracia, más institucionalidad, más políticas de estado”, sintetizó.
En un tramo de la conversación, Gómez abordó también el impacto económico actual y potencial de las Islas Malvinas. Describió cómo el Reino Unido sostiene la economía del archipiélago a través de la pesca, mediante licencias vendidas a empresas transnacionales —mayoritariamente asiáticas y europeas—, y el turismo, especialmente el proveniente de cruceros que se dirigen a la Antártida. “Lo que sostiene hoy la economía de las islas es la depredación del recurso ictícola y una industria turística consolidada. Pero las islas no producen nada”, sentenció.
Sobre la industria petrolera, afirmó que es más un proyecto especulativo que una realidad: “Extraer petróleo del subsuelo marino no es rentable hoy por los costos logísticos y de explotación. No existe una economía de explotación rentable en Malvinas, solo especulación”.
Finalmente, se refirió al reciente gesto del presidente Javier Milei de sugerir que los habitantes de las Malvinas votaran “con los pies”, habilitando la idea de autodeterminación. Para el politólogo, esto representa una grave contradicción con la posición histórica de la Argentina. “Eso no solo va en contra de todos los gobiernos democráticos anteriores, sino que contradice la resolución 2065 de Naciones Unidas, que reconoce la disputa de soberanía y exige que se atiendan los intereses —no los deseos— de la población isleña”, afirmó.
“Dar espacio a los deseos de la población isleña es retroceder. La soberanía no se negocia desde el deseo de la contraparte, sino desde la legalidad internacional y el mandato constitucional”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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